OPINION

Rusia prohíbe la publicidad de curanderos, pitonisas y brujos

BabaYaga
BabaYaga

Baba Yaga, bruja de la tradición rusa.

Hace dos años fue condenado a pena de cárcel el curandero ruso Grigori Grabovoi, que prometió resucitar a los 200 niños fallecidos durante el asalto a la escuela de Beslan, acaecida en 2004. Grabovoi, bien conocido en el país por sus “milagrosas” concentraciones multitudinarias, ofreció devolver la vida a los afligidos padres de los niños por el módico importe de 1.300 euros por niño.

El caso Grabovoi no es excepcional en Rusia, un país con una desmesurada fe en la magina y lo sobrenatural. Pero los brujos deberán buscar nuevas formas de promocionar sus servicios, en tanto la Duma Estatal ha acordado la prohibición de publicitarse en prensa a todos aquellos que “promuevan poderes sobrenaturales”.  El número de curanderos sobrepasa al de médicos en Rusia: 800.000 por 620.000 doctores titulados, según la Duma.

En la actualidad, reporta la agencia de noticias RT, es habitual encontrar una miríada de anuncios de augures que prometen pronosticar el futuro, romper un hechizo, recuperar a un marido infiel, traer suerte a los negocios o curar todo tipo de enfermedades. Según la promotora de la nueva Ley de Publicidad, la diputada Tatyana Yakovleva, del comité de salud de la Duma, el negocio del esoterismo en Rusia asciende a 2.000 millones de dólares.

Un estudio llevado a cabo por la agencia de encuestas Levada el pasado mes de agosto concluyó que el 20% de los rusos han visitado a curanderos alternativos para tratarse sus problemas, un porcentaje que duplica a quienes han acudido a un psicoterapeuta. Uno de los canales más populares del país, TNT, emite los viernes un programa en horario punta llamado “Batalla de los Psíquicos”, en el que dos supuestos telépatas compiten para resolver una serie de problemas.

Lo más preocupante ha sido la reacción de la iglesia ortodoxa rusa, otra creencia irracional que, de pronto, se libera de una competencia potencial. El patriarca de Moscú celebró con estas palabras la aprobación de la ley: “Ningún país civilizado puede tolerar esta proliferación de gente que se autodenomina “magos” y “milagreros”. La iglesia ortodoxa no niega que ciertas personas puedan tener poderes curativos pero cree que en tal caso deben ser comprobados por la ciencia.

Visto en AFP y RT.

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