OPINION

Cuando los chinos-mexicanos escribían poemas de odio en castellano

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Entre 1911 y 1934 aproximadamente, Mexico vivió un movimiento racista conocido como “la Campaña Anti-China” que, impulsada por el ferviente nacionalismo de la época, llevó a los grupos de poder mexicanos a impedir el desarrollo de otros grupos extranjeros, un odio especialmente dirigido hacia los emigrantes orientales de ojos rasgados.

Se permitió que el Ejército Mexicano cometiera cualquier agresión contra la población china, lo que llevó el 24 de octubre de 1913 a que seiscientos chinos fueran acribillados en las afueras de Monterrey, mientras sus comercios eran saqueados.

En 1915, en el estado de Sonora se inició la construcción de "barrios orientales" a la manera de los ghettos judíos de Europa del Este. Cuatro mil chinos y japoneses fueron confinados en estos barrios, de donde no podían salir después de una hora marcada.

La Universidad de Arizona posee una magnífica colección de documentos históricos sobre esta época en Sonora, en donde destacan unas tarjetas postales originalmente enviadas por ciudadanos chinos a José María Arana, un prominente hombre de negocios que luchó fervientemente para expulsar a estos inmigrantes de su tierra.

En esas postales, en cuya anverso aparecían damas asiáticas elegantemente vestidas, los chinos le recitaban al cacique poemas cargados de odio. Los poemas, que vienen de antiguas tradiciones culturales orientales, estaban escritos con elegante verso y reprendían a Arana por su fanatismo; y en su propia lengua, nada menos.

De acuerdo con Don Price, profesor de historia de China en la Universidad de California, expresar el desprecio a través de la poesía es un acto tan arraigado en la cultura china como la poesía misma, recitándose versos en los mercados o en los salones de té desde siglos como si fueran armas arrojadizas contra las injusticias.

Hermosas, brutales y con gran fondo en la cultura popular, sorprende ver como estas tarjetas postales chinas desafían a los poderes fácticos con gracia y sentido rítmico, teniendo en cuenta que podían recibir por respuesta un pelotón de fusilamiento. Cuando no la visita del propio José María Arana con su sable en ristre, para rebanar los pescuezos de lo que él consideraba unos infieles chinos con veleidades líricas.

Puede pasar una tarde pirata para despedir el año 2010 leyendo todas las cartas y demás documentos de esta telúrica confrontación china-mexicana en el impagable archivo de la Universidad de Arizona.

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