OPINION

Fumar sentado en el váter es peligroso para la salud

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Con la nueva Ley Antitabaco, los fumadores se han visto obligado a desplazarse de la barra de los bares hacia el exterior. Pero también hacia el interior, hacia los baños, que poco a poco se están convirtiendo en santuarios de la nicotina que se fuma a escondidas, como ya ocurre con los servicios del avión o los del instituto.

Una vez que uno está dentro del baño, sentarse en el trono a obrar sólo es cuestión de tiempo. Es entonces cuando el fumador empedernido deberá recordar que mezclar churros con pitillos es siempre contraproducente, como muestra esta foto y el sesudo estudio titulado “A Rare Form of Burn Injury Sustained During Defaecation,” (Una extraña forma de lesiones por quemaduras sufridas durante la defecación”) publicado el el nº de agosto de 1999 de la revista Burns Journal, el magazine de cabecera para los quemados de tercer grado.

En esta publicación científica los investigadores A.M. Baruchin, E. Eliava y L. Rosenberg explican la extraña forma en que este paciente acabó con las canillas chamuscadas por echarse un simple cigarro sentado en el váter:

“Un pintor de 20 años de edad, poco después de concluir su labor, vertió el líquido residual de su trabajo en un inodoro sin tirar de la cadena, para posteriormente disponerse a defecar. Después de un rato sentado, dejó caer el cigarrillo que se estaba fumando, produciéndose entonces una súbita deflagración.

A su ingreso a la sala de emergencia, se reveló que el paciente tenía quemaduras de segundo grado en la parte de las nalgas. El patrón de distribución de la quemadura concuerda exactamente con la forma del inodoro, sin llegar a alcanzar a otras partes del cuerpo”

El caso del pintor-fumador no es ni mucho menos el único que se puede producir en la intimidad de un inodoro. De hecho no hay que ser pintor, ni siquiera un poco artista, para quemarse de semejante manera.

Basta con un estómago revuelto, la ayuda del propio organismo y, por supuesto, una adición que te lleve a encender un mechero en el momento menos oportuno, como le ocurrió a nuestro caso nacional más explosivo, el de la toxicómana "Doble M" acaecido en la pensión Alborada de Valencia.

ACTUALIZACIÓN: Gregorius nos cuenta de una foto de 1914 donde ya se podía ver de lo que es capaz un cigarrillo en el váter...Gracias Goyus!

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