OPINION

Adele, la chica que se come de forma compulsiva la espuma de los cojines

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Adele es una mujer de 30 años de edad, residente en Bradenton, Florida (EEUU), que recientemente se dio a conocer en el programa de la cadena TLC "Mi extraña adicción”, donde se dan cita las más raras compulsiones humanas, tendencias que obligan a la gente a hacer o comer cosas extremadamente insólitas.

Adele se pirra por alimentarse de los pedazos de espuma del relleno del sofá e, incluso, va tan lejos como para preparar raciones de tamaño-aperitivo de espuma de cojín deconstruido, que se zampa con fruición (como el que come palomitas) mientras ve el programa que le ha catapultado a la notoriedad .

“Mi extraña adicción” ya ha dado cuenta en los últimos meses de personas que son adictas a las cabinas de bronceado, a la ventriloquía, a la colección de discos de rock... y de otros que también gustan de llenarse el estómago con cualquier clase de cosas, incluyendo papel higiénico y limpiadores de cocina. Pero el episodio de Adele ha sido, sin duda, el más bizarro hasta ahora.

Este tipo de trastorno alimentario se denomina “pica” y es un tipo de fagia que, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), consiste en un deseo irresistible de comer o lamer sustancias no nutritivas y poco usuales como tierra, tiza, yeso, cenizas de cigarrillo o cualquier otra cosa que no tiene, en apariencia, ningún valor alimenticio.

El nombre de la enfermedad proviene del vocablo latín que quiere decir «urraca» (Pica pica), el pájaro conocido por consumir sustancias incomestibles y robar, conducta que se relaciona con rituales de cortejo y anidamiento. En el caso de Adela los temas de cortejo quedan aparte, pues prefiere cenarse el sofá que retozar sobre él con cualquier ligue.

La investigación sobre la pica es escasa y algunos miran hacia una deficiencia de minerales, mientras que el pensamiento más reciente es que la pica está más estrechamente relacionada con el trastorno obsesivo compulsivo, ya que estas personas obtienen un alivio de enormes cantidades de estrés cuando se involucran en este comportamiento en particular.

Adele, por ejemplo, se lleva su ración de trozos de espuma en el coche, para comerlos cuando coge algún atasco o se pone demasiado nerviosa al volante. Incluso debe recluirse en los baños de los locales públicos para picotear algunos trozos a escondidas, si así se lo dicta el cuerpo.

Desde que empezó con esta práctica, cuando tenía 10 años, tras sufrir la separación de sus padres, Adele se ha podido comer cerca de 100 kg de espuma, el equivalente a siete tresillos y dos butacas.

Y en la última endoscopia digestiva que le hicieron encontraron que, paradójicamente, tiene el intestino como una patena, en contra de la obstrucción macanuda que los médicos esperaban encontrar. ¡Buen provecho!

Vía Huffington Post

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