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Durante la década de los ochenta, el Ministerio de Industria del primer gobierno socialista de Felipe González ideó el primer teletransportador de personas del mundo. El primero en probar el invento fue quien, en aquel entonces, era nuestro asturiano más universal: Víctor Manuel. Se instalaron dos cabinas del prototipo: una en su casa de La Moraleja y otra en Avilés, donde residía su abuelo Vítor, de modo que Víctor Manuel pudiera teletransportarse, ahorrándose así el periplo hasta Asturias, interminable en aquella época.
El día del estreno del teletransportador sucedió algo imprevisible. En Avilés veraneaba en aquel momento la futura estrella de la canción protesta antiglobal: Manu Chao. Creyendo que era un urinario público, Chao entró en la cabina de teletransporte de Avilés, momento en el que se produjo la teletransportación y la consiguiente debacle. El resultado de tan desafortunada combinación responde al nombre de Víctor Manu Chao.
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