OPINION

8 productos de los frutos secos que nadie compra

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Los frutos secos del barrio son esos lugares entrañables donde, de niños, los ojos nos hacían chiribitas ante la enorme cantidad de género que acumulaban. Decenas de chucherías y snacks deliciosos en los que invertir nuestra escasa paga y compartir con los amiguitos. Por supuesto, de mayores seguimos acudiendo con relativa frecuencia… aunque ahora notamos algunas cosas raras.

Cosas como que hay una gran cantidad de productos que parece que jamás compran nadie. Y es que hacemos memoria y somos incapaces de recordar gente que se llevara, pongamos, 150 gramos de torraos. ¡Si se quedan siempre para el final! Vamos con algunos de esos productos, tanto tradicionales como nuevos (porque los hay nuevos, sí), cuyas ventas se nos antojan entre escasas e inexistentes.

Higos Secos

Porcentaje de ventas: 2%.

Público potencial: Abuelillas del pueblo.

“Higo secos con pan, turrón de pobres”. Una frase que muchos hemos oído a alguna abuela pidiendo higos en los frutos secos. Quizá ahora con la crisis vuelva a popularizarse la combinación: lo cierto es que no hay crío en el mundo que prefiera un higo a un chicle.

Torraos

Porcentaje de ventas: 1%

Público potencial: Fans del cocido.

No le vamos a discutir a los torraos su condición de clásico. Cualquier revuelto de frutos secos contiene alguno de ellos. Pero hagan la prueba: siempre se quedan al final y no hay, precisamente, peleas para comérselos. Más raro es aún que alguien se pida una bolsa de torraos. Quizá para el abuelo.

Macarrones fritos a la campesina

Porcentaje de ventas: 5%

Público potencial: Turistas italianos.

Para que vean que aquí estamos a la última. Los macarrones fritos comienzan a aparecer en las tiendas de frutos secos como una supuesta alternativa moderna  y más “sana” a las chuches de siempre. Como novedad, es un producto que tiene su salida debido a la curiosidad del personal. Pero aún así, la idea de coger los macarrones a puñados sigue sin convencer a casi nadie.

Pipas con chocolate

Porcentaje de ventas: 2%

Público potencial: Mamás despistadas.

Parece que el chocolate le pega a todo, ¿no? Pues no. Y menos a las pipas, puesto que la mejor parte de estas no es tanto su sabor como el ritual de pelarlas y lo que nos entretenemos haciéndolo. Las peladas, para las ensaladas. Y las que llevan chocolate… ¿para quién?

Judías de Harry Potter

Porcentaje de ventas: 0.01%

Público potencial: Fanáticos del mago de los libros y el cine.

Importadas durante un breve tiempo, comer esta variedad de Jelly Beans era como jugar a la ruleta rusa. Estaban basadas en unas golosinas del mundo del mago, con sabores como vómito o cerumen. Y aunque las de verdad no llevaban, lógicamente ni vómito ni cerumen, sí que había un porcentaje de las mismas que sabía francamente mal. Y una mala elección te condenaba a un sabor repugnante que te hacía escupirlo. Normal que no durasen mucho por aquí.

Habas

Porcentaje de ventas: 4%

Público potencial: Amantes de la legumbre.

En este caso sucede lo mismo que con los torraos. Un enorme segmento de la población afirma que no le gustan las habas en los revueltos (aunque tienen algún fan que otro).  También hay otros que las toleran y las comen. Pero prácticamente nadie prefiere comer únicamente habas. Las hemos visto en fiestas de cumpleaños y como el cuenco no lo tocaba prácticamente nadie.

Palulu

Porcentaje de ventas: 0.1%

Público potencial: Niños despistados y adulos nostálgicos.

Sí amigos: el palolú aún se vende en algunos frutos secos. Lo que no significa que hayamos visto a ningún crío comiéndolos, ni aún viviendo cerca de colegios, como es el caso de nuestra redacción. No es de extrañar que pocos padres quieran que sus hijos anden por ahí chupando un palo del rio.

Alcaparrones en vinagre

Porcentaje de ventas: 0.5%

Público potencial: fans del revival 80s.

Los fans de los vinagrillos ven como poco a poco, estos desaparecen de muchas de las tiendas cosas como las aceitunas violadas o las cebolletas. Los alcaparrones ya no los encontramos prácticamente en ninguna parte. Al menos, no al lado de las patatas fritas. Con lo buenas que estaban con el caldillo…

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