OPINION

Una madre enfrentándose con un crucifijo al secuestrador de su hijo

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Esta imagen bien podría tratarse de un fotograma de una película de vampiros, pero es real como la luz del sol. Ocurrió hace apenas 5 días en Ciudad Quezón, en Filipinas, y muestra el preciso momento en que una mujer se encara con un perturbado que, mostrando los dientes y los ojos desorbitados, llevaba ocho horas con un punzón picahielo en la garganta de su joven rehén, en un calvario que parecía que sólo podía terminar en tragedia.

Pero a pesar del terrible peligro para la vida del niño de nueve años de edad, Mark Jason Pineda, la valiente mujer se mantuvo sorprendentemente tranquila y fue capaz de acercarse con su crucifijo para distraer al secuestrador, calmándole y ofreciéndole una botella de agua (no bendita, pero fresca), lo que a la postre permitió la entrada la Policía y la detención de Reimer Parparan, de 24 años.

Este hombre había caminado más de 13 kilómetros hasta el barrio de Barangay Kristong Hari, antes de secuestrar repentinamente al niño a eso las 11 de la noche del viernes. La crisis se resolvió en las primeras horas de la mañana del sábado; y han salido informes contradictorios en los medios locales filipinos acerca de cómo terminó el suceso, diciendo que la madre del niño vio su oportunidad para intervenir cuando Parparan bajo brevemente el picahielo de la garganta del niño.

Sin embargo, la Policía afirma que fue su negociador de rehenes el que optó por esperar y desgastar al agresor para ejecutar una maniobra táctica con la mujer como distracción. El pequeño Mark fue trasladado al hospital con dos pequeñas muescas en el cuello por el roce del punzón contra su piel, pero está sano y salvo, gracias a dios.

Vía New York Daily News

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