OPINION

Diez rituales absurdos de hoy en día que parecen sacados de la selva

baile
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Hoy, amigos, ha llegado el momento de romper una lanza a favor de todos aquellos que reniegan de la teoría de la evolución de Darwin, el glotón. Hay que reconocer que como especie dominante que se precie seguimos siendo muy animalitos.

Y si no, basta con echar un ojo a la fauna de una discoteca cualquiera a las dos de la mañana y compararlo con un documental sobre los ritos de apareamiento de la fauna salvaje, o comprobar el barullo entre dos ‘manadas’ de machos diferentes en momentos de disputa. Ni ciencia, ni cultura, ni gaitas, seguimos moviéndonos por los impulsos del reino animal.

1.Poner la música a todo trapo en lugares públicos

Sí, aquellos que se mueven en metro, bus o en la misma calle con el móvil tronando con toda la potencia que permiten sus maltratados altavoces. Aquellos apóstatas de los auriculares tienen un objetivo subliminal claro: atraer al sexo opuesto a través de su “canto” de cortejo, espantar a los otros competidores, avisar “soy yo el que está aquí”. Igualito que el berreo de un ciervo rojo en celo.

http://youtu.be/y1j4oOiwB3Q

2. Bailar en las discotecas

No nos engañemos, a las discotecas se va a ligar. Quien quiera bailar que se busque otro sitio. El macho localiza un lugar en el que situarse entre la muchedumbre apretujada en un enorme banco de cabezas y cuerpos, localiza a una hembra receptiva a sus encantos y cuando encuentra el momento, ataca. Si tiene suerte, cumplirá su objetivo y volverá a casa satisfecho. Igualito al desove de los salmones.

http://youtu.be/Jn8Mm4EeWBw

3. Peleas de gallos

O de machos. Muy común sobre todo antes y después de la fase de apareamiento o discoteca. Suele producirse por cualquier acto trivial, y desencadena toda una refriega de gritos, insultos y empujones entre dos manadas rivales, generalmente compuestas casi exclusivamente por machos jóvenes. El objetivo es hacer mucho ruido y parecer más duro que el contrario, por lo que pocas veces llega la sangre al río. Igualito que los monos.

http://youtu.be/BrkFT62oEDI

4. NUNCA dejarse intimidar al volante

Comportamiento relacionado y derivado del anterior, se produce generalmente a los mandos  de eso que los humanos llaman coche. Produce toda una serie de comportamientos repentinos y violentos acompañados de explícitos gestos de mano, generalmente ante un adelantamiento imprevisto u otro tipo de fitipaldadas. Me la has jugado tío, pero yo grito más. Igualito que, bueno, que cualquier animal que tenga coche.

5. Orinar en grupo

Bien es sabido que los momentos de mayor vulnerabilidad son los aquellos con el culo al aire y subyugado a la llamada de la naturaleza. Por eso es tan corriente el instinto de ir al lavabo siempre acompañado. Igualito que una manada de Ñus en el río.

6. Maltratar a otras especies

La mayoría de animales atacan y devoran sólo a miembros de otra especie. Los seres humanos, como animal superior y racional que somos, nos permitimos además sobrepasarnos con nuestros propios congéneres, el truco está en que no se puedan defender. Igualito que (lo que se dice falsamente de) una orca.

http://youtu.be/UbJn-0cI3Vs

7. Trabajar en manadas

Que la unión hace la fuerza los saben hasta los peces. Por tanto toca mostrarse rebelde y peleón cuando se es respaldado por un nutrido número de camaradas. En caso contrario, la cabeza debajo del ala y los pies en polvorosa. Igualito que un banco de barracudas.

8. Conducta irracional y violenta con los objetos del entorno

Furiosos podemos ser muy peligrosos y de eso han de enterarse papeleras, farolas y demás elementos del mobiliario urbano (los de casa también, pero menos, que los pagamos nosotros). Igualito que cierto panda.

http://youtu.be/ddZtpS_brOI

9. Las mujeres se lo siguen haciendo todo en casa

Las tareas del macho alfa son dormir, comer y defender a la familia de otros competidores. Las sufridas hembras se siguen encargando de la comida y los niños. Igualito que una leona.

10. Dejar que los líderes coman primero

Como primeros miembros de la (gigantesca) manada. Los de más arriba comen más y mejor, mientras que los de abajo se quedan sólo con las migas. Igualito que los lobos.

Aviso para lectores/as: Que la mayoría de las conductas aquí identificadas sean propias del género masculino es pura coincidencia (o no).

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