OPINION

Condenado por un juez a silbar exclusivamente mientras camina

walking whistler
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Por extraño que parezca, un juzgado de Portland (EE.UU) ha prohibido a un vecino de la ciudad silbar… salvo que lo haga mientras camina.

Según informa The Portland Press Herald, Robert Smith, de 32 años y trabajador ocasional de la construcción, ha visto restringido su derecho a silbar. El hombre, al que se le conoce popular y apropiadamente como The Whistler (El Silbador) tiene la afición –rayando en manía– de silbar constantemente.

Todos sabemos lo incordioso que puede llegar a ser un silbido. Así que no fueron pocos los ciudadanos que se quejaron de tener que soportar tan insidiosa melodía cuando Robert se paraba a dar rienda suelta a su afición en las inmediaciones de sus viviendas o negocios.

“Tomé cartas en el asunto el verano pasado cuando ya se amontonaban las quejas. Es tan ruidoso”, dice Trish McAllister, la fiscal de la ciudad que finalmente ha puesto sordina al Sr. Smith. Ambas partes llegaron a un salomónico acuerdo: El Silbador sólo podría expresarse estando en movimiento, de forma que el sonido (audible a una manzana de distancia, según dicen) se reparta por todas las calles de la ciudad y no en un solo punto.

Smith, quien sostiene que su impulso silbador es un mandato divino, acata la decisión pero no está de acuerdo: él dice que le ampara el derecho constitucional a la libertad de expresión; “Lo que hago es expresarme libremente”. McAllister, por su parte, señala que el silbido está tipificado como conducta desordenada que se castiga con multas de entre 100 y 500 dólares.

http://youtu.be/-DHJUqJ0oQE

Como se puede comprobar en este vídeo, pese a su fama y aplicación, Robert es un silbador bastante corrientito (nada que ver con las destrezas y la intensidad silbadora de, por ejemplo, los pastores). En cualquier caso, ahora El Silbador se dedica a recorrer las calles de centro de la ciudad de 9 a 5 silbando como un poseso. “No pretendo ser el mejor silbador del mundo, sólo intento hacer que la gente sonría”. Aunque quizás muchos lo hagan, mientras lo oyen alejarse, de puro alivio.

Vía: The Portland Press Herald

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