OPINION

Una cárcel japonesa presenta su mascota “para hacer sonreír a los reclusos”

mascota prision
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El trabajo de mascota está en auge en Japón. El país asiático no sólo ha arrebatado taimadamente a Madrid los JJOO de 2020, sino que también tiene la primera cárcel del mundo con su propia mascota: Katakkuri-chan, un cabezudo y risueño guarda de prisiones con el que la cárcel de Asahikawa pretende proyectar una imagen positiva de la instalación y, de paso, arrancar una sonrisa a los delincuentes que cumplen condena.

La cárcel, situada 900 kilómetros al norte de Japón, en la isla de Hokkaido, quiere quitarse el estigma de ser “un lugar oscuro rodeado de altos muros grises”, así que en lugar de introducir un programa de rehabilitación de los internos ha incorporado una gigantesca mascota a su plantilla.

Se trata de un humanoide de casi dos metros de estatura, de los cuales la mitad corresponden a su cabezota cuadrada, con una flor en el pelo, inspirada en las Katakuri, las flores violetas que aparecen en los campos cercanos cuando la nieve se derrite y que, con suerte, pueden observar los presidiarios desde sus celdas. Katakkuri-chan tendrá una encarnación masculina y otra femenina, ambas equipadas con el uniforme de los trabajadores del centro.

“Las cárceles tienen una imagen de lugares aislados sin contacto con el resto de la sociedad y rodeados de imponentes muros grises –dijo durante la presentación del Golem un portavoz de la cárcel- de modo que hemos creado un personaje que cambie la imagen por la de una institución abierta a la sociedad y apoyada por ella”.

“Desde luego, las cárceles son lugares para gente que ha cometido delitos y la gente tiende a considerar que no son bienvenidos a su vecindad, pero la sociedad también tiene que jugar su papel en la rehabilitación de la gente que ha cumplido su condena”.

La afición de los japoneses por las “mascotas amables”, conocidas como “Yuru kyara”, desborda la imaginación más pérfida de un occidental. Rara es la empresa, colegio o cuerpo policial que no cuenta con una mascota de peluche para dulcificar su imagen y no es raro ver fotos de circunspectos hombres de negocios acompañados de grotescas mascotas de bichos imaginarios.

Y lo de dedicarse a mascota como salida profesional no es coña. Mientras los payo ponys se ganan la vida en Madrid y Barcelona alquilando apolillados disfraces de Bob Esponja y de Winnie the Poo, los japoneses pueden formarse en una academia especializada.

España tiene el mayor porcentaje de población reclusa de Europa. ¿Para cuándo una sonriente mascota en Nanclares y Puerto de Santa María? Nos llevan años de ventaja.

Visto en Fox News. Con información de Reuters.

Por otra parte:

-Una mascota fea de cojones

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