OPINION

La dificultad de La Sexta

LA SEXTA EL INTERMEDIO WYOMING
LA SEXTA EL INTERMEDIO WYOMING

“¡Tenemos El Mundial!”, con este grito arrancó Emilio Aragón las emisiones de La Sexta. Se trataba de un acertado golpe de efecto para obligar a la población, adicta al fútbol, a sintonizar este flamante canal en el caos del mando a distancia.

Cinco años después, La Sexta ha seguido dando prioridad a los acontecimientos deportivos. A diferencia de Cuatro, que en su lanzamiento optó por crear una imagen de cadena basada en la consistente identidad de sus programas, La Sexta siempre ha tenido la vista puesta en las grandes (y caras) retransmisiones deportivas.

En esta espiral, sus responsables parecen olvidar la grave contraindicación de estos tipos de eventos: no fidelizan espectadores (factor clave para que una televisión goce de buena salud). De poco sirve tener un 36,4 por ciento de share, si al terminar la Fórmula 1 el público huye y la media mensual se queda estancada en sólo un 5,6 por ciento de cuota de pantalla.

En este complicado panorama se mueve La Sexta. Sus millonarias inversiones deportivas dejan hipotecada el resto de la programación a una parrilla sin pilares sólidos . Es decir, le faltan más programas genuinos (como El Intermedio) que ordenen y estructuren las franjas horarias para que el espectador sepa qué, cuándo y dónde puede encontrar los contenidos que le interesan.

Tras el cierre del emblemático Sé lo que hicisteis y el anuncio del fin de Buenafuente, los jefes de la cadena verde saben que ha llegado la hora de reinventarse. Y trabajan en ideas para, sin perder su esencia, lograr impulsar con ilusión la emisora.

No lo van a tener fácil. Porque en nuestro país se han inflado en exceso las frecuencias de TDT. Por ejemplo, en Francia hay 20 cadenas, en mi televisor acabo de contar 55 canales. ¿Cómo es posible que, teniendo menos habitantes España, existan más emisoras que en el territorio galo? Está claro: no hay porción de tarta para todos. La TDT se reducirá a los tres grandes grupos audiovisuales de siempre y alguno más que surgirá de forma espontánea, pero más minoritario. En realidad, la Televisión Digital Terrestre ha nacido tarde y, seguramente, sólo sea una transición a la verdadera televisión sostenible del futuro: Internet. Ahí, aquí, estará el talento que viene.

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