OPINION

Bárbara Rey y Chelo García Cortés, secretos de alcoba en directo

barbara rey chelo garcia cortes
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Anoche Sálvame vivió un momento de catarsis colectiva. Bárbara Rey declaró (paren las rotativas, por favor) que había tenido un rollo bollo con Chelo García Cortés. Y lo hizo como sólo saben hacerlo las grandes divas del espectáculo: desarrollando un intenso monólogo dramático hasta acabar el acto en un subidón emotivo que levantó al público hasta dejarlo extasiado. Incluso Belén Esteban reaccionó poseída gritando “bravo, bravo”. La grada se quedó entregada a la confesión como si fuera un mitin de cierre de campaña. Pero no, ya estábamos en jornada de reflexión.

Mientras, en la otra mitad de la pantalla amiga, estaba Chelo García Cortés, patidifusa con sonrisita incipiente en su cara debido al orgullo de poder fardar públicamente de su hazaña amatoria con la vedette. Ella, una periodista seria de la prensa rosa, convertida por obra y gracia de Sálvame (y del talonario) en un personaje más de la farándula deluxe. ¿Guión perfecto o realidad melodramática?

Luego criticaremos todos a Sálvame, pero hay que reconocer que saben controlar los ritmos televisivos del cuore como nadie, sobre todo, cuando se toman con sentido del humor, y desde la distancia irónica necesaria, sus intrascendentes polémicas poligoneras.

La crisis de La Noria parece que también está influyendo en Jorge Javier Vázquez que, en estos días, se olvida de su lado más maquiavélico para recuperar la empatía con el espectador gracias a su ácida rapidez de reflejos catódicos. Porque Jorge Javier sabe manejar como pocos los gustos del audímetro, sabe sacar su divertido lado canalla hasta conquistar la complicidad del patio de butacas. Y eso, nos guste o no nos guste, es fundamental en esto del show business. El género teatral de La Revista española siempre fue así de cutrelux.

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