OPINION

Nagore gana 'Acorralados'. Así hemos visto el reality de Telecinco

GANADORA ACORRALADOS
GANADORA ACORRALADOS

Nagore ganó la final de cuatro horas y media de Acorralados. Pero no me preguntéis quién es Nagore porque aún no sé muy bien el motivo de su fama. Supongo que fue la primera de su promoción en el "título de grado medio de concursante de realities". Y, por eso, se las sabe todas para dar que hablar en Telecinco.

La interminable gala final de Acorralados (por qué lo llamarán gala cuando, en realidad, es un programa hecho y derecho) fue una edición más, donde el reality consistió en unas pruebas físicas en el parking de los Estudios de Telecinco, una llegada en autobús turístico recorriendo las calles de Madrid de Nagore y Blanca de Borbón, una inconcebible aparición estelar de un clon de Tina Turner (gran momento surrealista) y un debate exaltado de polémicas varias muy interesante para los fieles seguidores del espacio. Aunque imposible entererarse de algo si no has seguido el concurso al detalle.

Esta temporada, con Acorralados, Telecinco decidió dar reposo mayor a Gran Hermano para no desgastar más el estudio sociológico de Mercedes Milá, que vuelve renovado en enero. Sin embargo, para revitalizar su reality estrella, la cadena madre de Mediaset no ha hecho más que estirar la exitosa fórmula televisiva de Supervivientes.

Porque así ha nacido este formato: como versión granjera de la isla, que estuvo realizada con un olfato televisivo encomiable en su última edición. En cambio, Acorralados no ha llegado a la perfección de su predecesor Supervivientes. Para empezar, ha contado con un casting de famosos en donde casi no había famosos. Del elenco de concursantes sólo se salvaban Leticia Sabater, Regina Do Santos y Bárbara Rey. Además, la granja estaba demasiado oscura para la tele y las pruebas que tenían que pasar los concursantes al estilo de las eliminatorias del Un, dos, tres... se hacían un pelín largas. En definitiva: las forzadas polémicas entre los concursantes han sido el verdadero motor del programa.

Lo mejor de la final volvió a ser la química entre Raquel Sánchez Silva y Jorge Javier Vázquez. El presentador, de nuevo, hizo gala de su juguetona rapidez de reflejos y ácida ironía con la que le perdonamos todo. Y es que Jorge Javier demuestra tener mucho ojo para perpetrar con salero el comentario adecuado en el momento idóneo, un maestro en lograr que el espectador no tenga la tentación de cambiar de canal cuando la “fiesta” decae. Eso sí, al igual que Esperanza Gracia, Jorge Javier Vázquez aún no ha aprendido a decir bien smartphone. Es lo que tiene el televoto.

¿Habrá segunda edición de Acorralados el año que viene? Me temo que sí. Porque ha funcionado como reality low-cost, los datos de audiencia han estado bien y Telecinco incluso ha alargado su duración más de lo previsto.

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