Ayer fue el día. Una vez más, Estados Unidos se paralizó. El motivo: la Super Bowl, el acontecimiento deportivo, social y, también, televisivo del año. Y es que rompe los índices de audiencia: un tercio de los norteamericanos vieron la victoria de los New York Giants sobre los New England Patriots. Lo que convierte a esta emisión en la más codiciada por las grandes marcas publicitarias, cada spot principal está valorado en alrededor cuatro millones de dólares (tres millones de euros). Las marcas más comentadas fueron Chrysler que convirtió a Clint Eastwood en entrenador, Volkswagen que apostó por perros fans de La Guerra de las Galaxias, Pepsí con un Elton John a lo Reina Madre o Audi que mató vampiros en una retransmisión troceada hasta la saciedad de pausas publicitarias.
Y Madonna, como marca publicitaria que también es, cantó en el intermedio. Fue el instante clave de la noche. Fue una estrategia perfecta de promoción con una puesta en escena apoteósica, sorprendente e imprevisible, donde Madonna demostró que sigue siendo la Madonna de siempre.
La Reina del Pop entró al estadio cual gladiadora, sentada en su trono y rodeada de un multitudinario ejército. Allí, sobre el terreno de juego, hizo repaso de sus grandes éxitos en un escenario que se metamorfoseaba al ritmo de la música y con la ayuda del Circo del Sol. No faltó ninguno de sus hits: Vogue (imagen de abajo), Music (con lmfao), Give me all your luvin' (con Mia y Nicki Minaj), Open your heart o express yourself. Incluso se convirtió en una elástica animadora con pompones plateados y todo. Madonna conquistó a la audiencia y evidenció que sigue en buena forma. Eso sí, tuvo un pequeño tropiezo en la coreografía que casi no se notó.
La actuación fue un adictivo derroche catódico para catarsis de los yankis y los fans de la diva del pop. Al final, Madona se despidió cantando un emocionante Like a prayer (version blonde ambition), hasta que se apagó la luz y, entonces, se encendió una proyección gigante que escribía sobre el campo: "World Peace".
Así son los norteamericanos, en un momento te desmontan un terreno de juego y te crean un colosal decorado para el show televisivo musical perfecto, de esos fastuosos que se quedan marcados en nuestra memoria por mucho tiempo, o al menos hasta la próxima Super Bowl.
Una retransmisión crucial para la NBC, la cadena norteamericana pasa por uno de los peores momentos de su historia: está a la cola del liderazgo de audiencia. Por eso, además de recaudar unos 250 millones de dólares con esta emisión, ha utilizado la Super Bowl para promocionar los programas estandartes del canal como The Voice o su nueva apuesta Smash.
Noche americana para el deporte, para Madonna y para la emblemática NBC.
[caption id="attachment_9586" align="alignnone" width="480" caption="La puesta en escena del show sorprendió con un homenaje a portadas de la revista Vogue"][/caption]
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