OPINION

Pablo Motos, typical spanish

JENNIFER-LAWRENCE-EL-HORMIGUERO
JENNIFER-LAWRENCE-EL-HORMIGUERO

Comer una paella, ir a un tablao flamenco, degustar huevos estrellados con patatas en Casa Lucio… y visitar El Hormiguero. Para los actores de Hollywood, Pablo Motos se ha convertido en un producto típico español más. Todos quieren probar su plató.

Will Smith, Denzel Washington, Ryan Reynolds, Jennifer Aniston, Tom Cruise, Justin Timberlake, David Guetta, Cameron Diaz o Justin Bieber… La lista de grandes invitados extranjeros a El Hormiguero es interminable y todos han participado en el programa con una cercanía encomiable. Dejándose sorprender por las ocurrencias del equipo de este show que, si te despistas, te pueden convertir en cobaya de cualquier experimento.

Su brutal éxito, su fama mundial o su cuenta corriente no importan. Los artistas norteamericanos entran al estudio dispuestos a darlo todo por la promoción de sus películas. Comunicativos, divertidos, cercanos y desenfadados, casi siempre participan en el juego televisivo al cien por cien. Se dejan llevar sin corazas, siendo generosos con sus entrevistadores. Y lo hacen gratis. Conocen lo importante que es la maquinaria mediática para su promoción y, por eso, ponen las cosas fáciles. El éxito de ese espacio depende de ellos y ellos necesitan este tipo de programas para dar a conocer sus productos.

Ayer se repitió esta magia catódica con la visita a El Hormiguero de una de las actrices jóvenes con más talento de Hollywood, Jennifer Lawrence, que, con 21 años, ya ha sido nominada al Oscar. Lawrence aterrizó en España para presentar su nueva película, Los juegos del hambre, y conquistó a la audiencia con su espontaneidad sin tapujos (hasta tiró con arco, en la imagen). Aunque, eso sí, la entrevista estaba grabada desde hace casi un mes. Pero anoche pocos notaron la trampa.

Aquí, en cambio, a muchos de nuestros cotizados actores autóctonos aún les cuesta participar con naturalidad en los programas de televisión. Y es que algunos intérpretes piensan que la promoción no va con ellos y que están haciendo un favor al periodista/presentador de turno, cuando, en realidad, la colaboración es mutua. Quizá la culpa no la tienen ellos y sí los numerosos programas sensacionalistas que han transformado el género de la entrevista en una palestra pública de acosos intimidatorios. Por suerte, siempre nos quedarán Concha Velasco, Maribel Verdú, Loles León y tanta otra gente que sabe romper su armadura para hablar cara a cara con el espectador.

Está El Hormiguero,  está Buenafuente....  Programas en los que la entrevista se adorna con espectáculo. No obstante, necesitamos también más espacios de entrevistas donde la conversación sea simplemente el espectáculo, como ya lograba José María Iñigo, hace treinta años, cuando sólo le bastaba una mesa, varias llamadas telefónicas y un invitado. Claro, que eran invitados de la talla de Lola Flores, que soltaban perlas irrepetibles como "Fumo pero no me trago el humo":

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