OPINION

Jordi Évole dobla en audiencia a la noche electoral de TVE. Así fue el programa especial de La 1

tve electoral
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Fran Llorente lo debió hacer muy bien, porque la nueva jefatura de informativos ha conservado la puesta en escena que implantó la anterior dirección en las noches electorales de TVE. Punto a favor para Julio Somoano, que ha sabido mantener los avances realizados por su predecesor en el cargo: sigue funcionando a la perfección la pantalla gigante, que nos muestra los datos imprescindibles de la jornada y se abre mecánicamente para dar paso a una mesa de debate, en la que, curiosamente, los contertulios no han mostrado grandes discrepancias esta noche. Al frente del dispositivo, la veteranía cómplice de Ana Blanco, la formalidad de Marta Jaumandreu y la experiencia de María Casado como moderadora del debate.

Un especial informativo de TVE que fue tan solvente como conservador. Conservador no sólo por la mayoría de sus contertulios, sino porque tenía una escaleta previsible, cargada de los convencionalismos de las retransmisiones de las noches electorales que siempre funcionan: conexiones con las sedes de los partidos (algunas de ellas en falso directo), mítines de los ganadores, marcadores con los datos del escrutinio en pantalla y mesa de debate con periodistas de la estratosfera política. En definitiva, un programa de una televisión estatal que parece querer ir por una senda más institucional que social.

Por lo demás, poco aprovechamiento de los nuevos lenguajes audiovisuales que habrían potenciado la empatía por esta retransmisión. Y es que cualquier noche electoral que se precie, además de acontecimiento informativo crucial, tiene todos los ingredientes catódicos para conectar con la sintonía de la audiencia. Aunque, ayer, faltó precisamente esa conexión, porque todo parecía que ya lo habíamos visto antes. Ninguna novedad. De hecho, la audiencia prefirió el lenguaje directo de Jordi Évole en Salvados, donde entrevistó a Artur Mas. El programa especial elecciones del País Vasco y Galicia  sólo logró un pésimo 5,5 por ciento de share, con 1.163.000 espectadores. Mientras que el espacio de La Sexta dobló con creces este dato, alcanzando el 13,7 por ciento de share y 2.894.000 seguidores. La última televisión generalista en nacer se comió a la cadena más veterana. Eso sí, la indiscutible líder de la noche fue la comedia Aída, con 3.786.000 de televidentes y un 18,3 por ciento de share.

Lo mejor de este despliegue informativo de TVE fue la aplicación +24, que permitió al espectador elegir entre varias informaciones simultáneas. De esta forma, el Canal 24 horas ha dado a los espectadores la interesante posibilidad de seguir, en directo, hasta cinco señales diferentes cuando aparecía el indicativo '+ 24'. En ese momento, el público pudo elegir, a la carta, la señal en directo que deseaba ver gracias a su ordenador, smartphone, tableta o consola Xbox.

Un progreso muy interesante en la acertada línea que sigue rtve.es, bajo la dirección de Ricardo Villa, y que supone un valioso paso adelante para la retransmisión de este tipo de acontecimientos. Ese es uno de los caminos a seguir, el otro: mantener la confianza de la audiencia que se logró en los últimos años y que se ha tambaleado por los cambios editoriales de los últimos meses. En los tiempos venideros, la credibilidad será fundamental para la supervivencia de la televisión pública y de los puestos de trabajo de sus empleados.

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