OPINION

Tres años del apagón analógico: la televisión que nos dejó la TDT

MIGUEL-SEBASTIAN ENCENDIENDO LA TDT
MIGUEL-SEBASTIAN ENCENDIENDO LA TDT

El ex ministro de Industria Miguel Sebastián encendió el 'botón' de la Televisión Digital Terrestre.

Estos días, se cumplen tres años del apagón analógico. Lo que se prometía como una revolución televisiva equiparable a la llegada del color se quedó en un caos de canales improvisados que, en gran parte, no lograron sobrevivir. Las esperanzas puestas en la Televisión Digital Terrestre (TDT) se desvanecieron.

La TDT iba a traer más oferta, más contenidos, más calidad visual y planeaba terminar con los canales ilegales y las interferencias catódicas. Pero algunas de estas pretensiones se transformaron pronto en un mito. ¿Soñábamos demasiado?

Mucho canal, mucha reposición.

Es verdad que con la muerte de la televisión analógica se multiplicó la oferta de canales aunque, al mismo tiempo, se abrió la caja de los refritos. La TDT se convirtió en el paraíso de la reposición, pues para las nuevas cadenas era complicado amortizar una millonaria inversión en España, un país que no es tan grande como para que la 'tarta publicitaria' pueda alimentar con holgura la segmentación de cientos de pequeñas cadenas. Por tanto: no hubo más contenidos, sólo más frecuencias en emisión.

La sinergia, competitiva.

Al final, la solvencia económica propició que numerosos canales terminaran concentrándose al amparo de unos pocos operadores, donde el grueso mayoritario se quedó, tras dos fusiones, en manos de los grandes grupos de siempre: TVE, Antena 3 y Telecinco, los tres con una sólida estructura y experiencia para lograr un negocio más sostenible .

A su lado, tras el huracán de los palos de ciego de la implantación de la TDT, también han surgido compañías internacionales que han sabido alquilar frecuencias para ofrecer una digna programación alternativa que aprovecha las sinergias transfronterizas. Este es el caso de Discovery Max, Paramount Channel, MTV o Disney Channel.

Sin nieve analógica, pero con pixel interruptus 

Otro de los grandes mitos del que no nos ha salvado la milagrosa TDT es de las interferencias. Con la tele analógica podíamos perder un poco de calidad, pero seguíamos recibiendo parte de la señal y lográbamos ver el programa de turno. Con el nuevo sistema, o todo o nada. O se ve o no se ve. Y ya si llueve demasiado quizá se te quede la pantalla en negro durante un buen rato.

Brujas antenizadas, púlpitos digitales.

Tampoco la TDT ha logrado limpiar el mando a distancia de los canales piratas. El tarot, la clarividencia, los telepredicadores, los concursos-tómbola y las teletiendas prodigiosas han encontrado su hueco gracias a la pillería de los expertos en encontrar atajos en los vacíos legales.

¿Presente prometedor o futuro inestable?

Por suerte, la Televisión Digital Terrestre ya ha empezado a encontrar su posición sostenible y los canales ya están localizando las piezas del puzzle para complementarse entre sí. Aunque justo, en el momento en el que la oferta lograba ir consolidándose poco a poco y empezaban a fidelizar espectadores, el gobierno ha ejecutado, por sorpresa, la sentencia del Tribunal Supremo que declara inválida la concesión del reparto de licencias de canales de TDT de la etapa de Zapatero. Habrá que sintonizar de nuevo, instalar un aparato en la antena otra vez y, próximamente, se cerrarán canales.

Otro giro dramático que nos ha traído esta 'perfecta' TDT que, al final, no encontró la perfección. Quizá porque se implantó con un sistema televisivo de emisión que ya nacía con una mentalidad desfasada y anticuada, basada en una planificación de canales temáticos de los años noventa. Error, pues estamos a punto de entrar en la generación de la TV Conectada, la que será verdadera revolución audiovisual de los próximos años: programas a la carta, contenidos interactivos, videonoticias, espacios multisoporte…

El ordenador y la televisión terminarán fusionados para siempre: ya es una realidad la convergencia de Internet, televisión, redes sociales, aplicaciones móviles y el futuro que surge de este presente en el que la forma activa de consumir y programar la tele ha evolucionado a marchas forzadas. Por eso mismo, probablemente, el planteamiento original que se nos vendió de la TDT tuvo muy poco de visionario y muy mucho de experimento sociológico. Pero sin Mercedes Milá y con una audiencia invirtiendo en efímeros adaptadores para sus antenas.

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El caos de la TDT: habrá que resintonizar y se cerrarán canales

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