OPINION

El secreto del éxito de Telecinco: ¿por qué despierta tantas pasiones?

JORGE JAVIER VAZQUEZ MARIA TERESA CAMPOS TELECINCO
JORGE JAVIER VAZQUEZ MARIA TERESA CAMPOS TELECINCO

Telecinco se mantiene líder cada mes. Ahora que Televisión Española está casi fuera de juego, parece difícil quitar el primer puesto en el ránking de las audiencias a la cadena madre del grupo Mediaset España. Su programación es tan sólida como criticada.

Sin series de éxito en emisión y sin el furor por los realities en directo de antaño, Telecinco se mantiene igualmente fuerte y resiste bien los envites de su competidora directa: Antena 3. ¿Cómo lo consigue?

La dirección de la cadena ha sabido establecer en Telecinco una parrilla con pilares sólidos que vertebran y estructuran la programación de forma sencilla. En Telecinco es fácil saber qué te vas a encontrar y a qué hora, y esto favorece la fidelización de sus espectadores. Dos magazines fuertes (El programa de Ana Rosa y Sálvame) sostienen la programación durante el día, y los prime times se ordenan en contenidos diseñados a tono con el público fiel a la emisora.

Todas las noches, menos ahora los lunes con CSI, Telecinco cuenta con un programa propio en horario de máxima audiencia, ideado expresamente para satisfacer a los seguidores de la cadena. Economía para tiempos de crisis: el canal no arriesga tanto como antes en productos más complicados pero, al mismo tiempo, sabe maximizar sus recursos. Los platós del canal (antiguos Estudios Roma) se reutilizan constantemente, sólo se alquilan estudios a otras compañías cuando es estrictamente necesario. También se reutiliza a sus propios presentadores, que son referencia de la pequeña pantalla.

Y es que los rostros de Telecinco son otro de los puntos fuertes de la cadena. Los presentadores son estrellas del canal reconocibles para el público y muy fácilmente identificables. Se asocian inmediatamente con Mediaset. Se trata de una amplia cartera profesional que cuenta con la reputación de Jesús Vázquez, Mercedes Milá, María Teresa Campos, Jordi González o Pedro Piqueras. También con el magnetismo de Jorge Javier Vázquez o la simpatía de Christian Gálvez, además de la popularidad de Ana Rosa Quintana o la solvencia de Emma García. Ellos son Telecinco, pues todos acumulan ya muchos años en el canal. Su personalidad como comunicadores es el visceral ADN de una parrilla que nunca se ha andado con chiquitas, ni con delicadezas.

Al mismo tiempo, la cadena se ha especializado en contenidos rosas, quedándose con todo el pastel cuando Antena 3 renunció a su parte aniquilando DEC. A nivel empresarial, estos espacios son baratos de producir y se puede decir que Telecinco ha convertido el mundo del cuore en un reality propio que ha dejado a las cadenas de la competencia sin acceso a sus personajes, pues los personajes de este reality son los propios colaboradores que trabajan en Mediaset. Así, han cambiado las reglas del mundo del corazón, ya que sus tertulianos son ahora los protagonistas del cotilleo y, de este modo, no hay necesidad de pagar inmensos cachés a aquellos famosos que antes reinaban en las portadas de la revista ¡Hola!. Esos famosos... han pasado de moda.

Guste o no, se vea o no, Telecinco consigue estar siempre en boca de todos y es casi imposible permanecer ajenos a lo que ocurre en sus programas. La cadena crea de todo menos indiferencia y hace suyo, desde su nacimiento, aquello que dijo Oscar Wilde: "Que hablen mal de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen". Y de eso se trata: de crear filias y fobias, continuas polémicas y debates en las redes sociales... Que hablen los fans, pero también los detractores. Porque con Telecinco no suele haber término medio, o la amas o la odias, pero incluso los que la odian dedican mucho tiempo a odiarla. Y así la cadena  no para de dar juego a los medios de comunicación y a las charlas de cafetería o de oficina. ¿Qué sería de la televisión en nuestro país sin Telecinco? No lo sabemos, pero sí que probablemente sería más aburrida.

LA MARCA QUE SE SEMBRÓ EN LOS NOVENTA

En 1997, tras la entrada del grupo Vocento en el accionariado de Telecinco, se realizó una magistral reforma para borrar la aureola casposa de la vieja “cadena amiga”. Nueva imagen, nuevo logotipo (sin la legendaria flor dorada) y una programación más “cosmopolita” y “constructivamente crítica” para atraer a un público más amplio, a un target más comercial.

Telecinco implantó un poderoso perfil vendedor de anuncios para, de esta forma, convertirse en la televisión de hoy. Maurizio Carlotti (en la actualidad, vicepresidente del Grupo Antena 3 -Atresmedia-), dejó a la cadena de Mediaset una ejemplar parrilla con sólidos programas vertebradores, prime times potentes y una audiencia profundamente fidelizada.

Día a Día con María Teresa Campos o Crónicas Marcianas con Javier Sardá estructuraban una parrilla que dio fuerza a unos vanguardistas servicios informativos con Àngels Barceló y Juan Ramón Lucas. También espacios satíricos como El Informal o Caiga Quien Caiga trajeron una aureola de credibilidad cómplice y comprometida a la cadena. Y estrenar una ficción en Telecinco siempre era una ventaja, pues el éxito parecía infalible.

Aunque, con el paso de los años, la estrategia empresarial de Telecinco ha cambiado y la imagen social redonda se ha ido deteriorando, lo que no se ha deteriorado han sido los cimientos sólidos de ese inmenso público fiel que sigue teniendo a Telecinco como referente en el entretenimiento, en directo, televisivo.

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