OPINION

Ana Pastor: "Odio que me pongan etiquetas y no soporto ponerlas yo"

EL-OBJETIVO-ANA-PASTOR-LA-SEXTA-GLOBOMEDIA
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Objetividad, transparencia y poder ciudadano son los pilares que sustentan El Objetivo, la apuesta por el periodismo de datos que ha incorporado Ana Pastor al prime time dominical de La Sexta. Un espacio tan innovador como arriesgado que se ha traducido en una buena acogida por parte de la audiencia.

Esta semana, el programa recibe al ministro de exteriores José Manuel García-Margallo para hablar sobre la Marca España y sobre el modo en que afecta la corrupción a la imagen que transmite el país fuera de nuestras fronteras. Pero, antes de esta nueva edición de El Objetivo, Pastor nos ha concedido una entrevista en la que hemos hablado sobre televisión, periodismo, política, TVE y también sobre la evolución de su nuevo programa.

Pregunta: El Objetivo ha colocado el periodismo de datos en el prime time de una televisión privada, algo casi insólito. ¿Cómo has conseguido convencer a los jefes?

Respuesta: Estoy encantada de que nos hayan dado la oportunidad.  Nosotros acabamos de empezar, pero el propio Jordi (Évole) ya es una muestra de la apuesta de la cadena por la información más allá del entretenimiento. Yo no quería volver a la tele si no era con algo en lo que creyera, y Globomedia y Atresmedia han peleado para que el formato se haga. Y a mí ahora me parece un milagro que dos millones y pico de espectadores se sienten a ver a un ministro cuando al mismo tiempo hay Fórmula1, fútbol, películas… Sé que la apuesta es arriesgada, con contenidos tan políticos y tan de información, pero también teníamos claro que no queríamos hacer una tertulia en la que hubiera dos posiciones tan claras. En CNN  me dijeron que en España es muy difícil encontrar expertos independientes, siempre se presupone que responden a un sesgo político determinado. En cambio, en el periodismo anglosajón distinguen mucho entre opinión y análisis. Y es lo que queremos hacer, centrarnos en el análisis de aquello de lo que discuten en las tertulias. El hecho, el qué.

P: El análisis de la transparencia es una de las bazas del formato, ¿qué es lo que más te está llamando la atención en esta búsqueda de transparencia?

R: Pues, por ejemplo, hablando con varios periodistas que cubren la información del Congreso de los Diputados, me dijeron que ésta es la institución más opaca del Estado. Me llamó mucho la atención. Más opaca que la Casa Real o el Consejo de Ministros. No puedes saber con quién se reúne el presidente, no puedes saber el orden del día que hay en la mesa... Y este domingo explicaremos por qué.

P: ¿Por qué empezasteis el primer programa sin entrevista?

R: Era importante explicar el formato, explicar el tema del fact check, explicar que queríamos centrarnos en los datos. Además, a mí me parecía interesante guardar la entrevista al ministro De Guindos para la semana siguiente, que era cuando salía el dato del paro y que así el ministro nos lo explicara.

P: ¿Por qué el espacio está grabado? ¿Echas de menos el directo?

R: Es un cambio de registro. Y es un programa que técnicamente es complicado, la propia mesa con la pantalla táctil a veces falla. Necesitamos rodaje. Estamos probando aún. No descarto realizarlo en directo en un futuro, aunque quizá un domingo por la noche sea más difícil conseguir invitados por una cuestión de agendas. De hecho, 59 segundos también se grababa por la tarde y se emitía por la noche. O las entrevistas que yo he hecho a Correa para CNN o Los Desayunos también fueron grabadas porque él no podía en el horario del programa. Lo ideal es el directo, pero si no se puede, hay que hacerlo en diferido pero con la misma honestidad que en directo.

P: Acabas de señalar que el programa necesita rodaje, pero ¿qué errores sientes que se han podido cometer en sus dos primeras emisiones?

R: Me gusta mucho escuchar la crítica constructiva, incluso cuando ‘me dan’, porque es verdad que estamos empezando y no es un formato que esté rodado o que resulte clarísimo. En Estados Unidos, el fact check es una sección dentro de un programa, nosotros lo hemos abordado como un formato en sí mismo. La velocidad de los temas, el número de temas que elegimos... Son ese tipo de cosas las estamos testando todavía. Quizás debamos ir un poquito más despacio y tratar más en profundidad cada tema.

P: ¿No sería mejor centrarse sólo en un tema cada semana en vez de abarcar varios?

R: La sensación que tengo es que si abordáramos solo un tema, a lo mejor el programa no le interesaría a todo el mundo. Vamos a probar las dos opciones. Esta semana, por ejemplo, tratamos un tema muy potente de corrupción. Por cierto, tendremos al ministro Margallo, para hablar de la marca España y si la corrupción afecta a nuestra imagen fuera. De tres programas, en dos habremos tenido a dos ministros del gobierno. No está mal.

P: Pero esto no es la televisión pública, ¿no tienes miedo a que el gobierno decida no concederte entrevistas en La Sexta?

R: Hasta el momento, los dos ministros que hemos pedido son estos y los dos han dicho que sí. En Los desayunos, también hubo ministros a los que no pude entrevistar pese a estar en la televisión pública. Montoro es uno de ellos. No sé si podré hacerlo ahora aquí, pero esto es así: hay gente que acepta y hay gente que no. De todas formas, hay otros muchos entrevistados interesantes además de los políticos y lo hemos comprobado estos días en el programa.

P: ¿Te molesta cuando te dicen los usuarios de Twitter que te centres en hacer entrevistas, que es lo mejor que se te da?

R: Para mí es un piropo, creo que en este país hay mucha gente que hace entrevistas mejores que yo, sinceramente. En este país y fuera. También es verdad que es un género que a mí me gusta y que me lo paso bien, independientemente del resultado.

P: Un ejemplo de esos periodistas que dices que hacen mejores entrevistas que tú.

R: Esther Palomera de La Razón, por ejemplo. Consigue titulares fantásticos. Y transcribir una entrevista en papel me parece mucho más difícil. Tiene más mérito editar los textos, porque en televisión haces la entrevista y ya está.

P: Esther Palomera de La Razón, por cierto, es muy incisiva en las ruedas de prensa...

R: Eso demuestra que las nuevas generaciones estamos más en contra de las etiquetas que en otros momentos. A mí me da igual el medio y su ideología, me importa que sea un buen periodista. Odio que me pongan etiquetas y no soporto ponerlas yo a los demás.

P: Pero te las ponen…

R: Entiendo que el público lo haga. La gente tiene una opinión de lo que hacemos, es evidente y muy respetable. Pero que los periodistas nos pongamos etiquetas entre nosotros mismos me parece peor. La cabecera de un periódico será la que sea, pero a mí me consta que los periodistas en general nos levantamos intentando hacer bien nuestro trabajo.

P: Se está produciendo un cambio generacional en el periodismo, ¿crees que también le hace falta a la política?

R: Mirando décadas atrás ya te encuentras a Rajoy y a Rubalcaba. También a Candido Méndez y a muchos otros... No se trata de apartar a la gente mayor, además eso lo deciden los partidos, pero sí que creo que a lo mejor viene bien un poco de cambio en el fondo y en las formas y que, quizás, las nuevas generaciones ayudarían en ese cambio.

P: ¿Los políticos se han desconectado de la realidad de la calle?

R: Probablemente. Es verdad que algunos políticos se han olvidado del día a día de un ciudadano de este país, pero hay otros políticos que no. No hay que generalizar, pues se cometen injusticias, al igual que pasa con los periodistas. Hay políticos que se dedican a hacer bien su trabajo, con vocación pública.

P: Hablando de recambios políticos, ¿qué te viene a la cabeza con un nombre propio: Eduardo Madina?

R: Recambio. El tiene que decidir si da ese paso o no. De momento, lo que ha dicho es que cuando llegue el momento en el PSOE, lo dirá, pero, vamos. es una posibilidad. Claro, también necesita que los suyos le dejan... porque yo creo que muchas veces el enemigo lo tienes más dentro de casa que en el partido contrario. Aunque, por lo que hablo también con la gente del PP, es un candidato que les da cierto respeto si finalmente da ese paso.

P: Estás ahora en una cadena privada, como es La Sexta, ¿qué diferencias hay con trabajar en Televisión Española?

R: El periodismo es un servicio público lo practiques donde lo practiques. Es verdad que en la tele pública tienes una responsabilidad añadida, porque incluso tu sueldo te lo pagan los ciudadanos y yo creo en una tele pública fuerte, solvente, con la que todo el mundo se sienta identificado. Pero la forma de entender el periodismo es la misma. Creo en la misma forma de hacer entrevistas, en la misma forma de contar la información estés donde estés.

P: El miércoles se cerró la televisión pública griega, la norteamericana ha anunciado despidos... ¿Por qué es necesaria una televisión pública?

R: Que cierre un medio de comunicación no es una buena noticia. Y en el caso de Grecia, las manifestaciones se daban en directo a través de ese canal. Era una herramienta para que los ciudadanos supieran lo que está pasando en su país; si eso te lo cargas, pues hay menos información. Yo sí creo en lo imprescindible de las televisiones públicas, luego ya podemos entrar en si el presupuesto tiene que ser este o aquel, pero tienen que existir. Es verdad que, en un momento en que hay recortes en sanidad y educación, cuesta explicar para qué sirve una tele pública. No obstante, si esa tele pública está bien hecha, nadie la va a cuestionar. Un ejemplo del valor de una cadena pública son las conexiones que está realizando estos días Anna Bosch desde Turquía. ¿Cuántos medios de comunicación en este país se pueden permitir tener una enviada especial o una corresponsal desde hace tantos días allí? Si se hace bien, una tele pública es mucho más que una tele.

P: De hecho, El Objetivo parece un programa ideado para una tele pública. 

R: A mí eso me parece un halago. Este es un programa que habría hecho con Fran Llorente en la tele pública. Seguro. Me consta que el tema le gusta.

P: ¿Qué has aprendido de Fran Llorente?

R: He crecido como periodista. Me ha dado la oportunidad de cometer errores, acertar y medirme en el propio directo. Me dejó libertad absoluta para hacer entrevistas, para decidir tertulianos, para un montón de cosas. Es un lujo como periodista tener a un jefe que cree en su trabajo. Fran Llorente cree en una tele no hecha para los políticos, sino para que todo el mundo se sienta identificado, porque si esa identificación desaparece, la gente cambia de canal. Eso es evidente.

P: ¿Qué sientes que ha cambiado TVE en este último año?

R: Que no está Fran Llorente. También me gustaría decir, por cierto, que evidentemente el gobierno de Zapatero cometió muchos errores, muchos de ellos se lo estamos recordando en El Objetivo, pero Zapatero creyó que la televisión pública había que liberarla y sacarla del debate político. Muchos dentro de su partido no compartían esa opinión y durante mucho tiempo a Fran le daban caña también desde el PSOE e intentaban quitárselo de en medio. Por supuesto, luego el PP hizo lo que hizo. Pero es bueno reconocer que fue el gobierno de Zapatero el que tomó una decisión política para que TVE fuera gestionada por consenso y por acuerdo, y que eso ha cambiado ahora. En la tele pública la gente tiene que ver todo lo que vota.

P: ¿Qué programas no se podrían realizar hoy en TVE?

R: Tengo una pregunta para usted es un formato que hoy en día, a lo mejor, es imposible pensar que se vuelva a hacer en la tele pública. A mí me gusta ver a un presidente del gobierno respondiendo a los ciudadanos . Y eso sucedió hace unos años. A mí esa televisión pública me gustaba. Esa sí.

P: ¿En el último año ha ganado peso en los Telediarios el discurso oficial sobre el compromiso social?

R: No lo sé. Si me agarro a los datos, como El Objetivo, el único medidor es la audiencia. Y ayer viendo los datos, por ejemplo, eso ha ocurrido: la audiencia ha bajado. Esta es la ventaja o la desventaja para los que trabajamos en la televisión: el mando a distancia. Puedes cambiar de canal si algo no te gusta y si no te sientes identificado.

P: Aunque los informativos de TVE siguen líderes de audiencia. Eso sí, muy ajustados con Telecinco.

R: Pero, vamos, la audiencia ha bajado: si mides la audiencia de ahora y de hace un año, ha bajado. Cosa de la que no me alegro, porque hay mucha gente ahí a la que yo quiero en todas las ediciones de los Telediarios.

P: ¿Sigues la nueva etapa de Los Desayunos?

R: Empiezan antes. Así que me lo pierdo por el niño, que por fin ejerzo de madre y me lo llevo a la guardería.

P: ¿Por qué crees que han adelantado la hora de arranque de Los Desayunos? ¿Es una estrategia para  disfrazar su caída de audiencia al adelantar su franja a un horario menos competitivo?

R: No tengo ni idea. Porque además el matinal es uno de los Telediarios que sigue haciendo buena audiencia y mantiene bien el dato. Pero no sé, la verdad. Le toca madrugar más a María.

P: ¿Qué te parece el trabajo que está desarrollando María Casado al frente de Los Desayunos?

R: La he visto muy poco, pero yo a María le tengo mucho cariño. No sé si tengo un problema o es una ventaja pero, en cualquier caso, no voy a criticar un compañero ni de TVE ni de otra cadena. Salvo que sea una cosa gravísima. Pero creo que María hace su trabajo. Las críticas quizá habría que hacerlas más arriba.

P: En TVE tenías a Fran Llorente por encima, que era como un paraguas protector del poder…

R: Totalmente, por eso era un buen jefe...

P: Pero en La Sexta existen unos accionistas, ¿tendrás más presiones?

R: Bueno, en TVE tenía a 40 millones de accionistas, todos los españoles que son los dueños de la tele pública. Ahora tengo una ventaja: que estoy en Globomedia (la productora del espacio), por lo cual entregamos el producto hecho y no he tenido ninguna interferencia por parte de Antena 3. Es verdad que estar aquí en Globomedia ayuda. Se trabaja muy bien. Para mí esto es como volver a casa.

P: En Los Desayunos, la conciencia social era clave a diario, ¿cómo procesarás este compromiso en La Sexta?

R: Para mí es una gran obsesión. Estamos preparando un tema al respecto para la temporada que viene, pero aún no lo puedo adelantar. En Los Desayunos teníamos un compromiso hacia nuestra audiencia de informar cada día sobre la hambruna. Desgraciadamente, todos los días teníamos material y durante todo el año lo hicimos. Las ONGs para mi son la mejor marca España, saben que cuentan conmigo. Y yo creo que es bueno que los que tenemos cierta repercusión nos repitamos mucho difundiendo su labor.

P: La BBC es un ejemplo de separación del gobierno, ¿por qué no hemos evolucionado en ese sentido con TVE?

R: De hecho, yo creo que hemos ido para atrás. La BBC es la gran referencia y hay ejemplos muy claros: cuando un político no quiere asistir a un debate, porque las condiciones que se ponen  no le gustan, la BCC deja la silla vacía y el político queda así retratado. Yo quiero eso también en España. Y las entrevistas en la BBC son de todo menos complacientes y los periodistas tienen claro su trabajo. Nadie les dice que lo hagan de otra manera porque el político se va a enfadar.

P: ¿Cuándo decidiste tú ser periodista y por qué? 

R: Desde muy pequeña. La verdad es que la única alternativa era ser médico, porque salvar vidas me parece una cosa increíble. Pero también es verdad que no habría tenido valor. A mí si un paciente se me muriera, creo que no remontaría en ningún momento. Lo cual me hace todavía más admirar a los médicos. Hay tres profesiones que adoro: los médicos, los maestros y el periodismo, el buen periodismo.

P: ¿Cómo fue tu primer contacto con el mundo laboral cuando estudiante la carrera?

R: Fue en unas prácticas en RNE en Toledo, yo estudié en el CEU con beca y cada verano te buscaban unas prácticas en función de la nota media y me tocó RNE en Toledo… sin cobrar. Luego estuve en EFE, en TeleToledo... He tocado todos los palos allí y luego aquí en Madrid.

P: Años después, llegaste a la Cadena Ser y estuviste en el equipo de Iñaki Gabilondo, ¿qué has aprendido de Gabilondo?

R: He aprendido cómo deben de ser las entrevistas. Tengo una muy mitificada: Iñaki a Arnaldo Otegui, que por aquel entonces era candidato a lehendakari por HB. Iñaki estaba amenazado por ETA, llevaba  escolta y le decían 'fascista vendido'. La entrevista fue de una tensión brutal. Terminó y yo pensé: si eres periodista,  estás amenazado por esta gente y tienes la valentía de hacer lo que has hecho... esto es periodismo. Y era lo que yo quería hacer. No lo he conseguido, no estoy al nivel de Gabilondo, pero es el camino a seguir.

P: Continúas colaborando en CNN, ¿a tus compañeros de la cadena internacional les sorprende que en España existan ruedas de prensa sin preguntas?

R: Hicimos un directo con ese tema, yo enseñé la chapa de ‘sin preguntas no hay cobertura’. Para ellos es insólito que convoquen a los medios y, luego, no se les deje preguntar. En el periodismo anglosajón y latinoamericano, hay que dar la cara. Lo mínimo es dar la cara. Y, además, en esta conexión, también hablamos de que el periodismo es la profesión que más paro ha generado en España después de la construcción.

P: Y a esa precariedad laboral se tendrán que enfrentar las nuevas generaciones de periodistas, ¿qué consejo podemos dar a los estudiantes de las licenciaturas relacionadas con los medios de comunicación?

R: Dos palabras: fuerza y pasión. Porque fuerza la van a necesitar y porque pasión es la sangre que mueve esta profesión, pero sobre todo no rendirse. Cuando la travesía en el desierto termine, los que mejor preparados estén, los que más hayan hecho prácticas, estarán más preparados. Que no se rindan, que está duro, pero espero que salgamos.

P: Una buena plataforma para darse a conocer también es internet...

R: Eso hacen. Es una generación que está habituada a las redes y las utiliza en beneficio para aprender. Hacen blogs, o incluso su propia radio. Y eso es muy bueno. Moverse para no caducar.

P: ¿Te gustaría volver a la radio?

R: Soy muy consumidora de radio. No lo echo tanto de menos porque hasta hace nada he estado con Toni Garrido en las tardes (Asuntos Propios, RNE). Pero es un medio que me gusta mucho, tiene una frescura especial. La radio retrata muy bien a la gente. Y eso me gusta.

P: ¿Qué radio sintonizas?

R: Escucho mucho la SER, la verdad. Y también por la tarde, algún rato, me pongo Onda Cero con Julia Otero, me gusta mucho porque es dura y contundente pero, al mismo tiempo, sabe ser dulce. Me gusta. Y se le echa de menos en la tele.

P: ¿Qué ve Ana Pastor en televisión?

R: Chicote. Eso sí, en vez de restaurantes, me encantaría verlo con un político...  También veo El Intermedio.

P: ¿Y series?

R: The Newsroom, estoy esperando la segunda temporada, que está a punto de arrancar. Además, voy a empezar a ver ahora House of cards , que todo el mundo me la recomienda y me dice que es fantástica. También he visto Homeland y luego, de producción española, sigo Águila Roja, Aída.. y me encanta Cuéntame.  

P: The Newsroom o El Ala Oeste de la Casa Blanca, ¿la realidad supera a la ficción?

El Ala Oeste te permite creer en la buena política, con un presidente como Bartlet. En The Newsroom el tema de las etiquetas está muy claro: el tipo es muy republicano pero es el que más critica a los republicanos. Y, al mismo tiempo, se muestra un periodismo muy honesto y muy objetivo. La realidad probablemente es otra, en ambos casos, pero a mí me gusta soñar con cosas imposibles e intentar buscarlas aunque nunca lleguen.

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