OPINION

'MasterChef Junior': ¿es ético que TVE utilice niños para una competición de prime time?

MASTERCHEF JUNIOR
MASTERCHEF JUNIOR

En sólo unas pocas semanas arrancará el cásting en busca de niños dispuestos a participar en una nueva edición de MasterChef. Tras su asombroso crecimiento de audiencias, el programa de La 1 prepara una segunda versión, secuela que ya ha sido emitida en países como Australia o Reino Unido. En esta ocasión, los protagonistas de la competición gatronómica serán menores de edad con maña en la cocina.

Pero, este proyecto choca con las medidas tomadas por Televisión Española hace sólo unos años, en 2007, cuando la dirección, bajo el mandato de Javier Pons, decidió no participar en Eurojunior al fomentar valores que no compartía la cadena pública. De esta forma, TVE canceló su paso por el Eurovisión infantil a pesar de que era un éxito de audiencias y, también, de premios, pues ganamos con María Isabel, la niña que prefería estar antes muerta que sencilla.

La televisión, en ocasiones, ha utilizado a los niños como si fueran adultos resabiados.  Incluso algunos padres, ansiosos de ver a sus hijos triunfar, han propiciado abusos no aptos para todos los públicos. Los pequeños no están preparados para digerir, de sopetón, las presiones de una competición televisiva de prime time.  Los niños son niños y, probablemente, no saben nada del sufrimiento que significa ser un MasterChef. Ni falta que les hace. Pero La 1 buscará ya al MasterChef Junior.

¿Es ético que TVE utilice la imagen de menores para encontrar la audiencia de prime time? Los niños siempre han sido protagonistas intrínsecos de nuestra televisión. Qué sería de nosotros sin el scalextric de Cajón desastre, con el silbido de Miriam Díaz Aroca, sin las yinkanas de Megatrix en el acuapark o sin las explicaciones hilarantes de los chicos que pasaban por Juego de niños... pero, claro, estos formatos para los más pequeños eran justamente eso... un juego de niños. Una aparición puntual en el programa de turno. Sin más.

No obstante, el problema es cuando esa participación se dilata en el tiempo, trastoca el calendario escolar, desvirtúa valores por la fulminante popularidad y sumerge al menor en la tensión de un concurso de horario de máxima audiencia donde, inevitablemente, se persigue la codicia del éxito por encima de todas las cosas. Eso sí, por supuesto, MasterChef Junior será una secuela dulcificada. Pero no dejará de ser un concurso de televisión.

Nos fuimos de Eurojunior porque según Pons en este tipo de competiciones es fácil "cruzar rayas peligrosas". Por eso mismo, La 1 tampoco apostó por una edición infantil de Lluvia de estrellas. La cadena pública prefirió invertir en espacios, como el Pizzicato, que fomentan el lado artístico de los chavales lejos de los bandazos de la audiencias y de la efímera fama.

Pero, ahora, TVE vuelve a creer en los niños como ingrediente clave del sarao. Aquí no cantarán "el pintalabios, toque de rímel; moldeador como una artista de cine; peluquería, crema hidratante.  Y maquillaje que es belleza al instante",  aquí los minichefs cocinarán entre fogones y frente a un insaciable jurado. Aunque esperemos que lo hagan sin el peligro de los fuegos, las sensiblerías y los cuchillos. En MasterChef Junior debería predominar la divulgación que, de forma entretenida, cree en el talento de las nuevas generaciones por encima del giro dramático prefabricado que sólo busca audiencias millonarias.

http://www.youtube.com/watch?v=KPn6zA877ac

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