OPINION

¿Por qué las cadenas apuestan continuamente por series de época?

CUENTAME-COMO-PASO-EPOCA
CUENTAME-COMO-PASO-EPOCA

El Secreto de Puente Viejo está cosechando un creciente éxito de audiencias que debilita la franja de coincidencia con Sálvame. Sus tramas parecen enganchar cada mes a más espectadores. Águila Roja, por otro lado, triunfa dejando KO a cualquier competidor. Gran Hotel, por su parte, se despide este próximo martes con un público muy fiel. Pronto, Galerias Velvet aterrizará en unos grandes almacenes de los años cincuenta. El tiempo entre costuras también se estrenará en otoño con una atrevida inversión económica detrás. A ellas se sumará la tercera temporada de Tierra de Lobos, desarrollado en un tiempo indefinido. Pero... ¿por qué las cadenas apuestan tanto por las series de época?

Ahora, nuestras televisiones parecen obsesionadas por las tramas que se desarrollan en atractivos universos del pasado, pero no siempre fue así. Hace dos décadas, ninguna televisión se fiaba de ficciones desarrolladas en otros tiempos. Hasta que llegó Cuéntame cómo pasó. El proyecto de la serie protagonizada por Imanol Arias y Ana Duato rodó por los despachos de todas las cadenas... sin éxito. Nadie quería Cuéntame: se pensaba que sería un fracaso asegurado. Pero, un buen día, TVE creyó en ella. Y arrasó en audiencias. Lo hizo a pesar de ser estrenada en la resaca de los atentados del 11S, con una población aún impactada por la tragedia.

Cuéntame funcionó porque sentimos a los Alcántara como parte de nuestra familia. Era fácil identificarse con sus vivencias, porque esa España la habíamos visto de cerca a través de nuestros abuelos, nuestros padres y nosotros mismos. Era un espejo del alma de un país, unido a unas tramas muy bien escritas, con las que siempre ha sido muy sencillo empatizar y sentirse identificado.

Cuéntame cómo pasó sentó precedente y luego llegaría Amar en tiempos revueltos, alejándose un poco más en nuestra historia hasta los años 30. También fue un rotundo éxito, que tardó en desgastarse con el paso del tiempo y mantiene un público fiel tras el cambio de cadena a Antena 3 bajo el nombre de Amar es para siempre. La nostalgia casi siempre conquista a la audiencia y da un plus de posibilidades a las tramas de los guionistas.

Con estos precedentes, los que están al mando de las teles dieron un paso más lejos a la hora de viajar al pasado y ambientar las series en épocas históricas que no hemos vivido, pero que dan lugar a escenarios para albergar aventuras perfectas.

No es sólo una tendencia española: en este tipo de ficciones seguimos los pasos de los éxitos internacionales. Y lo hacemos bien. Porque se llevan a cabo grandes trabajos gracias al talento y a pesar de la ajustada inversión económica, que deja a veces en evidencia dudosas puestas en escena o efectos visuales de escaso poderío. Pero no importa, el espectador está sumergido en la emoción de las historias, diseñadas para intentar llegar a públicos masivos.

OLVIDAR PROBLEMAS

En estos años de aburrida crisis y recortes infinitos, este tipo de producciones alcanzan una de las máximas de la televisión: hacernos imaginar. Y, en los tiempos que corren, la audiencias mayoritarias agradecen poder fantasear con otras mágicas épocas antiguas, aunque sean reinventadas en cartón-piedra. Las series de época son una buena válvula de escape para distraerse de los problemas de una sociedad actual con una cruda realidad en la que, quizá, es más difícil soñar.

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