OPINION

¿A Echenique le importa más la política que RTVE cuando habla al Congreso de los Diputados?

Gonzalez-echenique Presidente de RTVE
Gonzalez-echenique Presidente de RTVE

Las comparecencias en el Congreso del presidente de RTVE, Leopoldo González-Echenique, denotan el poco interés de avanzar en una radiotelevisión pública sin ideologías. Son comparecencias impregnadas de un discurso político partidario manifiesto, donde lo de menos son los conocimientos reales de cómo funciona la radio o la televisión. No obstante, Echenique es abogado del Estado.

Leopoldo se revela como un eficaz maestro a la hora de acercar RTVE al cliché político. Esto se volvió a evidenciar ayer, cuando el presidente del viejo Ente defendió la controvertida participación de Ana Ibáñez, presentadora de La Noche en 24 horas, en un acto con claro sesgo ideológico organizado por la CEOE y que contó con la presencia de Mariano Rajoy, que habló de las bondades de sus reformas. No había más representantes de otras fuerzas políticas. Tampoco era un acto periodístico. En cambio, la comunicadora se supone que sí debía preservar su independencia profesional antes de ceder su imagen y poner en entredicho su credibilidad.

Echenique esquivó la polémica de la presencia de Ibáñez en este acto con un "no pasa nada", lo comparó sutilmente con la presencia de Pepa Bueno en una entrega de premios plural que nada tiene que ver con una clausura de un evento de estas características y, además, se atrevió a añadir que la aparición de Ibáñez en este sarao de la CEOE "consolida y da prestigio a TVE como cadena nacional".

Y ese es el titular que hace una radiografía transparente de la situación, pues que un presidente de RTVE diga que un acto de estas características, con un discurso político obvio, "consolida y da prestigio a TVE como cadena nacional" denota cuál es su idea de una televisión pública: nacional que no es lo mismo que independiente.

Al final, en estas comparecencias sobre RTVE, que se producen para dar explicaciones del buen funcionamiento de la corporación en el Congreso, en vez de escuchar parlamentos que buscan defender y avanzar en una televisión pública sólida, terminan escuchándose discursos políticos prototípicos que no suelen llevar a ninguna parte. Declaraciones que se quedan en la superficie, sin indagar en el fondo. Titulares disfrazados que parecen querer convencer a los de una ideología concreta. Rifirrafes que denotan un nulo conocimiento de la mayoría de los comparecientes de la situación real de los engranajes de RTVE. No saben salirse del margen del guion.

Al final, en estas comparecencias parece que lo de menos es RTVE, porque el propio debate desvela que la guerra de los partidos es más valiosa que el porvenir vital de la cadena. Lo importante es defender la estrategia política de turno, la trinchera de la propaganda. Y eso es un grave paso atrás no sólo para la evolución de la Televisión Española que nos parió, también para la madurez de nuestra democracia.

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