OPINION

¿Sería bueno para la salud mental de las nuevas generaciones que regresara 'Gandía Shore'?

GANDIA-SHORE-CHICOS-CHICAS
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Cuando la televisión nos vende el 'desfase' como algo atractivo.

Gandía Shore está en el aire. A pesar de ser un rotundo éxito para MTV, el programa ha suspendido la grabación de su segunda temporada por sorpresa. El motivo: la cadena puede quedarse sin frecuencia de emisión en abierto en los próximos meses, pues estamos a punto de sufrir una nueva redistribución de los canales de TDT.

Así que el formato en el que Labrador, Arantxa, Ylenia, Esteban, Core, Abraham y Gata dieron rienda suelta a sus más bajos instintos ha sido paralizado. También las cuentas de twitter de sus protagonistas, que han sido congeladas por la televisión musical que ya casi no emite vídeos musicales. No vaya a ser que esos perfiles en la red social, cargados de seguidores, se vuelvan un arma arrojadiza de tuits agresivos contra el canal que les catapultó a la fama.

Es la contraindicación que conlleva trabajar con este tipo de espécimen televisivo. Y es que los chicos de Gandía Shore han protagonizado una grotesca radiografía de una parte de la juventud española que, sin embargo, ha cumplido su función: generar un espectáculo televisivo repleto de momentazos tan vergonzosos y dantescos como adictivos para el jugoso target de audiencia del espacio. Un target que ha sido muy rentable para MTV.

Gran parte de esta audiencia ha sabido disfrutar y reírse de este programa con espíritu crítico y la distancia suficiente. Saben que sólo es un lúdico show de televisión. Pero Gandía Shore también ha congregado otro tipo de público más joven, y en pleno desarrollo de su personalidad, que ha visto como este reality premiaba a unos chicos por hacer locuras poco recomendables.

Este joven perfil de audiencia probablemente, en determinados casos, no está preparado para digerir, con una abrumadora normalidad, el peliagudo ritmo de vida de los participantes de Gandía Shore, donde el 'desfase' es el centro del universo y se hace una apología de actos más que cuestionables. De hecho, en el último programa destrozaron la casa donde vivían y, prácticamente, fueron felicitados por ello. Vamos, lo normal.

Y, claro, luego llevamos a unos alumnos lumbreras al parlamento europeo y sueltan en el estrado el grito de guerra de la revelación del reality, Ylenia: "¡sageraos!".  Y nos sorprendemos. Pero no, es la influencia de nuestros referentes televisivos. Porque las nuevas generaciones ya no crecen con Cajón desastre o Rockopop, crecen en los polígonos de Gandía Shore.

http://www.youtube.com/watch?v=4xpDx3Itcsk

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