OPINION

Ana Blanco no logra subir la audiencia del 'Telediario 2'

ANA-BLANCO-TVE
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Ana Blanco siempre ha sido sinónimo de credibilidad. Su voz se ha mantenido 15 años consecutivos como reconocible banda sonora de las 3 de la tarde. Pero, hace unos meses, la dirección de TVE decidió que presentara el informativo de las 9 de la noche en esta nueva temporada. El motivo: intentar subir su debilitada audiencia, que no levanta cabeza.

No es la primera vez que Blanco presenta este TD2. Ya lo hizo en 1995 junto a Matías Prats. Ahora ha arrancado septiembre como salvadora del Telediario nocturno, tras los buenos rendimientos de su informativo de tarde. Aunque, en realidad, el cargo se perfila como un regalo algo envenenado, pues Ana Blanco ha perdido su estabilidad en el informativo de las 3 para afrontar una aventura cuyo éxito no depende de ella.

Al final, para aupar el share de los espacios de noticias, la clave no está sólo en quién lo presenta: está, sobre todo, en recuperar la credibilidad en contenidos que se ha tambaleado desde la llegada de la dirección de Julio Somoano. También en recobrar la capacidad de reacción que tenía la cadena pública antaño y que últimamente, a pesar de los centros territoriales, no es tan rápida de reflejos como en otras épocas, como sucedió con la cobertura del trágico accidente ferroviario en Santiago de Compostela.

La credibilidad de Ana Blanco se lleva la palma de todos los comunicadores que se mantienen en plantilla de TVE. La cercanía y claridad de la periodista es incontestable a la hora de explicar las noticias. Pero ¿ha merecido la pena debilitar un informativo con un público muy fiel a Blanco a las 3 de la tarde para intentar que crezca la audiencia del Telediario 2?

En la primera semana del cambio, los datos de share y audiencia han demostrado que el baile de caras no ha afectado al informativo de las 9 de la noche. De hecho, no ha variado su débil rendimiento. Se mantiene como segunda o, en el peor de los casos, tercera opción. Telecinco y Antena 3 pueden ganar a La 1 sin problema, no como hace veinte meses cuando TVE parecía indestructible en programas de información.

Datos como estos demuestran que el problema actual de TVE no está en sus presentadores, se encuentra en la pérdida de confianza de la audiencia en unos informativos que en un año han pasado de llevarse premios por su pluralidad e independencia a ser protagonistas de constantes críticas de manipulación informativa.  Pero, a pesar de todo, Ana Blanco sigue ahí, manteniéndose como reconocible símbolo de una reputada forma de comunicar.

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