OPINION

¿Los programas más molestos con los políticos están desapareciendo de las cadenas de televisión?

jordi evole pablo crespo
jordi evole pablo crespo
TELEVISION PROGRAMA Salvados se pregunta cuál es el camino que lleva a la corrupción Jordi Évole conversa con Pablo Crespo , exsecretario de Organización del PP en Galicia

Salvados denunció anoche prácticas corruptas de algunas administraciones municipales y partidos políticos. Lo hizo con éxito: fue segunda opción del prime time con un 17,3% de share , tras el infalible Torrente 4 que lideró en Antena 3 con un 23,1% por ciento de cuota.

Sin embargo, al mismo tiempo que Jordi Évole capta el interés de audiencias mayoritarias con su radiografía de los engranajes del poder, en el resto de los canales parece que van apagándose los espacios con mirada crítica hacia los políticos.

Si hace unos meses terminaba, en buena forma, El Gran Debate de Jordi González, ahora se esfuma de la parrilla de Cuatro otro espacio incómodo, Te vas a enterar. La cadena roja de Mediaset prefiere dar un vuelco al entretenimiento en su programación.

Este programa, Te vas a enterar, nunca destacó en grandes datos de share. Aunque sí fue una interesante apuesta por un programa en directo alternativo en Cuatro que lograra minimizar al canal rival: LaSexta.

NUEVO ENFOQUE DE LAS CADENAS

Ahora, poco a poco, da la sensación de que las televisiones están disminuyendo la búsqueda de culpables políticos para centrarse en la crónica más social de la crisis. Sin responsables, sólo a la caza del donativo solidario. En este giro, TVE lleva la delantera con su Entre todos.

El espacio presentado por Toñi Moreno, que en Francia se ha denominado como "el programa de los pobres", intenta transformar la programación de tarde en una plataforma, a modo de telemaratón, para que los ciudadanos con problemas sean ayudados con el dinero de otros espectadores. Hasta ahí bien, pero el programa termina justificando la exclusión social que producen las lagunas en Sanidad, servicios sociales, ayuntamientos y otras instituciones públicas.

El formato, además, chirría en su línea tremendamente lacrimógena. La presentadora fomenta el sensacionalismo con sus preguntas y roza el delirio cuando grita que tiene nueva 'llamada' como si estuviera en un calltv. Lo hace mientras el público se levanta y aplaude de forma posesa. Y es que Entre todos es una verdulería de las penas, con todo el respeto a las verdulerías.

Entre todos no persigue encontrar solución real a los problemas: sólo mostrar un desfile de tristes casos en busca de una limosna, aderezados con una música sensiblera de fondo. Es la televisión social que vive instalada en la pesadumbre, que da audiencia relativa, pero que no intenta enseñar a combatir la pobreza con instrumentos útiles para sus víctimas.

Al final, parece que La Sexta se está quedando sola en su visión crítica del momento que vive la sociedad española.  ¿Durará? El masivo seguimiento del programa de Jordi Évole derriba cualquier argumento sobre que los programas de actualidad política no interesan. Si están bien hechos, rompen audiencias.

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