OPINION

'La Voz' pierde la batalla contra el 'Top Chef' de Alberto Chicote

jesus vazquez la voz directos
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El talent musical ya no es tan infalible: el concurso de cocineros gana en espectadores el primer asalto, no en cuota.

La Voz dio el pistoletazo de salida anoche a las galas en directo. Lo hacía volviendo al horario donde triunfó la temporada pasada, los miércoles, y con un Jesús Vázquez que supo llevar las riendas del espectáculo con una maestría que disimulaba el caos. Hubo de todo: Rosarillo volvió a decir eso de 'eres una Monstrua', incorporaron unos bailarines-barrenderos en plató e incluso, apareció en escena un gran coro. Sólo faltaba Whoopi Goldberg dirigiéndolo, a lo Sister Act.

A pesar de estos ingredientes, el resultado de audiencias no fue el esperado: el formato de Telecinco ha desgastado su fórmula frente a un Top Chef, con un Alberto Chicote cada vez más enfadado, que se llevó la noche y superó a los previsibles talents.

La Voz, por tanto, se quedó en 2,7 millones (20,7 por ciento de share, por su mayor duración) frente a los 3,4 millones de Top Chef (19,9 por ciento de cuota), imponiéndose en la misma franja horaria. Curiosamente, La Voz y el concurso de cocineros están realizados por la misma compañía, la productora Boomerang, que también está, por cierto, detrás de El Tiempo entre Costuras. Vamos, que todo queda en casa. Top Chef alcanzó récord, mientras que La Voz mantuvo el dato de audímetros.

Una noche en directo que dejó en evidencia, de nuevo, las debilidades a nivel televisivo de La Voz. El programa es repetitivo en contenido, no hay sorpresa y visualmente es pobre. Al final ganó la ilusión de los cantantes que pasaban a las semifinales del show: Silverio (equipo de Malú, que interpretó una imitación del Tengo Miedo de Rocío Jurado; Estela (grupo de Rosarillo) que consumó el tema No puedo quitar mis ojos de tiDina (de la panda de Bisbal), que cantó Who’s loving you?; y el rastafari Jaume con Bésame Mucho (de los elegidos por Orozco).

No obstante, algunas actuaciones sonaron mal y hubo multitud de críticas en las redes sociales. Tampoco ayudó la puesta en escena, con una iluminación demasiado fuerte y plana que era más propia de El Programa de Ana Rosa que de un espectáculo musical. Por no hablar, de la otra flojedad del formato, pues, en nuestro país, cae en un bucle de manoseadas canciones dignas del primer Operación Triunfo. Cuando la música ha evolucionado en esta larga última década, ya existen más éxitos reconocibles, nacionales e internacionales, con los que sorprender a la audiencia.

Eso sí, al menos, esta vez, el público en plató estaba entregado. Normal, algunos habían pagado 45 Euros por estar allí.

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