OPINION

'Pasapalabra', el éxito incombustible de Telecinco

christiangalvezpasapalabra
christiangalvezpasapalabra

Seis claves del popular concurso de Christian Gálvez.

Tras seis años en Antena 3, Pasapalabra dio el salto a Telecinco en 2007. En la cadena madre de Mediaset, este concurso ha sabido renovarse y lograr una complicidad con el espectador que le ha catapultado a un infalible éxito diario.

Y es que Pasapalabra no falla, incluso muchos días es el programa con mayor share de su canal. Lógico, pues este juego reúne seis claves cruciales que debe contar cualquier concurso de televisión para enganchar a la audiencia.

1. Concursantes que son como de la familia.

Los jugadores no son catedráticos aburridos: son gente de la calle, personas espontáneas que comparten sus vivencias, sus filias, sus fobias, sus manías… Empatizan con el público, pueden caer bien o mal, pero siempre transmiten ante la cámara porque sus perfiles son muy reconocibles para el espectador.

2. Preguntas aptas para (casi) todos los públicos.

Las pruebas que se realizan cuentan con la dificultad adecuada: así fomentan que la gente concurse desde sus casas, el espectador se siente partícipe y no excluido: puede contestar las preguntas. De hecho, desde el sofá, se juega, se debate en familia y, en ocasiones, hasta se responde más rápido que el concursante en plató. El público lo disfruta, compite y reta al televisor.

3. Los famosos sin coraza.

Los padrinos populares son el valor añadido en Pasapalabra. La audiencia se divierte viendo como se desenvuelve personalidades de la 'farándula' fuera de su ámbito. Aquí no sólo van de promoción, también tienen que demostrar su desparpajo ante las pruebas, produciéndose, en ocasiones, situaciones muy distendidas, ya que el programa (y su presentador) crea un clima de confianza en donde estos 'famosos' olvidan cualquier coraza y se dejan llevar por su instinto del espectáculo.

4. La complicidad de Christian Gálvez.

Gálvez logra una naturalidad arrolladora, lleva el ritmo del espectáculo sin que se note y demuestra una irónica rapidez de reflejos a la hora de retar a los concursantes. El espectador se siente cómplice de un maestro de ceremonias que da mucho dinamismo al show y que, además, es el yerno ideal para cualquier madre.

5. La luminosidad.

En los últimos años, los platós de los concursos han apostado por la tensión de la oscuridad con toques azulones. Todos parecían iguales. En cambio, Pasapalabra ha marcado la diferencia con una puesta en escena muy luminosa, donde manda el amarillo y el azul. Un envoltorio muy festivo en el que cobran fuerza las proyecciones con movilidad, tanto en la gran pantalla que preside el decorado como en los Leds. El ojo del espectador no descansa ante estos impactos visuales que son muy útiles para fomentar que el público no baje la guardia durante el espacio.

6. La emoción.

En televisión nos gusta el drama. Todo programa, magazín o concurso debe tener su pequeña trama como si de la mejor ficción se tratara. Incluso si hay una broma recurrente mejor. Así es más fácil que se mantenga la atención en alto para que el espectador se quede pegado a la pantalla hasta el final. O, de lo contrario, se perderá si el concursante, que ya nos cae bien o mal, acierta el reto final de 'el Rosco', donde está solo ante el peligro.

Pasapalabra transmite a la perfección esa emoción real antidesgaste, que consigue que el formato no parezca repetitivo tantos años después. Lo logra porque el formato va creciendo con el tiempo a través de un presentador cómplice y unos concursantes tan imprevisibles como próximos para la audiencia. 

Y ADEMÁS...

 ¿Tongo en Pasapalabra?

Juan Pedro Gómez, el parado que ganó el mayor bote de 'Pasapalabra en Telecinco

Mostrar comentarios