OPINION

Risto Mejide quiere ser Jordi Évole

ZAPATERO RISTO
ZAPATERO RISTO

Risto Mejide quiere ser Jordi Évole. O eso puede parecer al ver el primer programa de Viajando a Chester, espacio que se estrena el próximo domingo a las 21.30 en Cuatro y que ya hemos podido visionar algunos periodistas en un pase previo.

Zapatero será el primer invitado. Jorge Lorenzo, el segundo. Dos pesos pesados para lanzar un programa que competirá frontalmente, en su primera emisión, contra el especial 23F de Salvados.

Una decisión arriesgada por parte de Mediaset, pues su nuevo formato es bueno, pero no tan bueno (a nivel televisivo) para llegar a la masa ciudadana como el de Jordi Évole.

Si Évole transmite una carismática cercanía con el sentir del pueblo, Viajando a Chester contagia una particular lucha de egos, donde el publicista intenta mostrar su lado más populista desde un púlpito sibarita: un sofá tipo chester (de ahí el nombre del show, claro) que, además, está tapizado para la ocasión a tono con el entrevistado (rosas en el caso de Zapatero).

Diferentes tapices para un formato que, en su primera edición, se queda en preguntas efectistas en busca de respuestas efectistas. Ahí está la principal diferencia con Salvados: en Viajando a Chester toma protagonismo el chascarrillo que deja en evidencia al entrevistado, pero sin hurgar en el fondo periodístico de la cuestión, sólo en el gag ideal para convertirse en carne de zapping.

Y eso el programa lo construye con maestría. De hecho, la productora del espacio, La Fábrica de la Tele (Sálvame, Hormigas Blancas..), muestra en este formato sus mejores armas a la hora de crear una televisión con personalidad propia, que cuida la puesta en escena, la realización y que, además, sabe lograr el montaje de imágenes más eficaz para seducir al público de Mediaset, donde cobra importancia una videoteca que ilustra (o rebate) las reflexiones del entrevistado de turno.

Un show hecho por y para Mejide, que sigue derrochando ese controvertido instinto de provocador que descubrimos en Operación Triunfo y que propiciará este lunes una particular resaca de titulares. Su chulería puede caer bien o mal, pero lo que está claro es que no deja indiferente a nadie. Tampoco a sus entrevistados, que deberán lidiar con la prepotencia de su personaje. Y esa es la mejor baza para que este nuevo enfrentamiento de la palabra triunfe en Cuatro: la lucha de egos.

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