OPINION

'Sin identidad' llega con gran éxito y una venganza aún difícil de entender

sin identidad antena 3
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La serie de Antena 3 arrasa con casi cinco millones de espectadores. Analizamos su primer episodio.

Y llegó Sin identidad, nueva apuesta de ficción de Antena 3 para la noche del martes, intentando conquistar a los cinco millones de espectadores que se han quedado libres después del final de la exitosa primera temporada de El Príncipe de Telecinco. Lo consiguió, pues ha arrasado en su estreno con un excelente 25,7 por ciento de share y 4,9 millones de televidentes. ¿Se mantendrá este gran dato la próxima semana?

Con producción de Diagonal TV y efectista reparto en el que se mezclan nombres de siempre (Jordi Rebellón, Lydia Bosch, Tito Valverde, Elvira Mínguez o una rescatada Victoria Abril) con jóvenes actores ya consolidados (Megan Montaner, Miguel Ángel Muñoz, Eloy Azorín, Verónica Sánchez, Daniel Grao...),  la acción arranca en una cárcel china, de la que María Fuentes (Montaner) consigue escapar (con una facilidad que parecía MacGyver) para, tras hacerse con la fortuna de una compañera de prisión, regresar a Madrid en busca de venganza.

Pero venganza... ¿por qué? La historia nos traslada entonces doce años antes, a 2001 (esto se nos deja claro porque hechos que ocurren el mismo día de los atentados del 11S en Nueva York), y aquí descubrimos que María es hija de una familia de clase alta, pero no hija biológica, pues está a punto de averiguar que fue una niña robada en la década de los setenta. Y ahí está el punto de partida entendible de un estreno que deja muchos flecos sueltos. Empezando por la necesidad de que el espectador entienda la necesidad de venganza de María. Todo llegará, suponemos.

Con una innegable factura visual, Sin identidad está bien interpretada y luce contundente en sus localizaciones interiores reales, aunque poco más se puedo decir de ella de manera entusiasta. La historia arranca con montaje frenético, casi sin diálogos, pero enseguida, en cuanto empieza el flashback, todo se ralentiza y el interés se diluye entre secuencias demasiado largas y diálogos artificiales.

La premisa de la historia remite inevitablemente a la serie americana Revenge, que a su vez tiene mucho de El conde de Montecristo de Alejandro Dumas. La protagonista española cuenta incluso con un aliado experto en sacar información manejando ordenadores, como el célebre Nolan Ross de la serie americana. Pero lo que en Revenge es frenesí narrativo y giros continuos, en Sin identidad es lentitud y confusión.

Por seguir con la odiosa comparación, el primer capítulo de Revenge pone, en apenas cuarenta minutos, las cartas sobre la mesa en un prodigioso ejemplo de síntesis y eficacia a la hora de presentar conflictos y personajes: te dice quién es la protagonista, de dónde viene, por qué quiere vengarse y de quién y hasta vemos cómo ejecuta el primer paso de esa venganza. E inevitablemente el espectador se engancha rápidamente. En Sin identidad, en cambio, el primer episodio, con sus setenta y cinco minutos, termina de cualquier manera, sin que sepamos de qué quiere vengarse María Fuentes y sin pistas de por qué acabó en esa cárcel china. El mensaje que se nos lanza, por tanto, es: esta historia se va a tomar con demasiada calma su desarrollo.

Se agradece la apuesta de Atresmedia por un producto de ficción con tono de thriller (género no tan habitual en nuestras teles) y dirigido a un público adulto, pero el enganche no parece, a priori, fácil de lograr a menos que la serie acelere su ritmo y su intensidad en las próximas semanas. ¿Tendremos la suficiente paciencia?

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