OPINION

Gran Hermano 15 triunfa en su estreno: la noche que Mercedes Milá eclipsó a los concursantes

mercedes mila gh 15
mercedes mila gh 15

15 ediciones de Gran Hermano son muchas vidas gastadas para un formato de televisión. Y el programa que revolucionó la forma de entender la pequeña pantalla regresó anoche intentando el más difícil todavía: sorprender a la audiencia con tramas nunca vistas. Aunque, al final, la gala de estreno no pudo evitar parecer un eterno bucle de escenas que ya habíamos vivido antes.

Un bucle que funcionó con un buen 22.4 por ciento de share y 2.438.000 fieles (mejor que GH14), aunque no logró superar en espectadores a Águila Roja que cosechó 3.703.000 seguidores y un 20.1 por ciento de cuota de pantalla. Una velada muy repartida en audiencias, por tanto, que sufrió Tu cara me suena mini en share (14.9 por ciento), aunque el espacio de Antena 3 sí aguantó el envite en televidentes con 2.030.000 fieles.

No obstante, lejos quedan aquellas primeras noches de GH en las que sus creadores conseguían pulverizar los shares de audiencia gracias a una abrumadora creatividad que rompía esquemas y aprovechaba las aristas del casting a través de la comedia. Exprimiendo la espontaneidad de los concursantes con giros de guion que jamás imaginaron, o incluso quitando sus ropas si hacía falta.

El futuro de GH pasa por regenerar su gala de presentación al completo, a fondo, hasta conseguir que no parezca una gala de presentación de GH. Sin embargo, anoche, se volvió a repetir la estructura: muchos vídeos clónicos de presentación de los participantes (con elementos de montaje de la ya escuela de ¿Quién quiere casarse con mi hijo?) y mucha 'sorpresa, sorpresa' forzada. De hecho, por momentos, Mercedes Milá parecía una versión con luces de Navidad de Isabel Gemio, pues la presentadora llevaba ropa con iluminación incorporada.

De nuevo, el formato volvió a jugar con que había concursantes que no sabían que habían sido elegidos y conocían la 'soñada' noticia de su ingreso en GH en directo. Así pasó con un pintoresco taxista que ni se lo imaginaba, a pesar de tener el taxi aparcado en la puerta de la casa de Guadalix. O dos limpiadoras andaluzas, Carmina y Revienta (Loli y Mayca), que habían sido contratadas para adecentar el decorado y se enteraron de su entrada al show mientras fregaban un litro de Cocacola esparcido por el suelo del baño. Lo malo: todas estas 'sorpresas' en directo no lograban transmitir la verdad absoluta porque incluso los 'sorprendidos' ya están resabiados de ver el programa. Y sabía que no estaban allí por casualidades del destino. Y ahí el formato ya se tambalea, porque Gran Hermano es transmitir verdad sin medias tintas.

En cambio, ya sólo nos creemos a Mercedes Milá, que fue la gran protagonista de la noche. Su ilusión, pasión y curiosidad al frente de este formato son un torbellino de emociones que la comunicadora logra contagiar al espectador desde casa. Y lanzó su bombazo: por primera vez, iba a vivir en la casa con los concursantes (aunque, en realidad, sólo por unas horas). Fue uno de los momentos más atinados de la noche, especialmente espectacular cuando cruzó la pasarela y se introdujo en el hogar de Guadalix de la Sierra. Con su gallina y su maleta, a lo Lina Morgan en Hostal Royal Manzanares, Milá compartió los últimos minutos del programa con su casting. Lo hizo en una franja televisiva ya sin competencia directa, instantes 'en alto' que fueron clave para subir (e inflar) el share de la primera gala.

Mercedes, por tanto, dinamizó el show desde las tripas del programa. Una estrategia interesante para una noche que arrancó con una coreografía de míticos concursantes de antiguas ediciones (ejecutada por Lola González de ¡A Bailar!). Así se abrieron las puertas de la nueva casa, más amplia para una edición que se vive en compañía, al entrar cada participante con una persona de confianza. O animal de confianza, como el chico gallego que se llevó a su cabra. No faltaron las pijas, los surfers... e incluso una vecina del barrio de El Príncipe, Shaima. De esta forma, se da un impulso para que el casting abra juego a través de unos grandes hermanos con perfiles enfrentados (torero versus antitaurina, por ejemplo) y algún que otro reencuentro al estilo de 'Hay una cosa que te quiero decir', pues el programa introdujo un vallecano que no sabe que está participando junto a un hermano que no conoce. Ahí están las claves del futuro del éxito del programa: en los vaivenes de la convivencia, a medio camino entre la comedia, el drama y la empatía, que son los engranajes que crean la adicción por este culebrón de la realidad. 

Ha comenzado Gran Hermano 15. Su primera gala no pasará a la historia como la mejor: a nivel televisivo, fue un estreno más. Muy tediosa por momentos, muy emocionante por otros. Pero Telecinco supo construir un acontecimiento con un grado importante de expectación. Y la entrada de Milá fue la bomba que eclipso incluso a los concursantes. Y es que ella es Gran Hermano. Ella se lo cree más que cualquier espectador desde casa. Mediaset debería cambiar el nombre de su programa más mítico por Gran Hermana. Gran Hermana Milá.

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