OPINION

'Tu cara me suena': las 9 ideas para evitar el desgaste de audiencia

TU CARA ME SUENA AUDIENCIAS
TU CARA ME SUENA AUDIENCIAS

La versión con niños del formato de Antena 3 no puede con las aventuras de 'Águila Roja' y los conflictos de 'Gran Hermano'.

Tu cara me suena recuperó el espectáculo musical en el prime time televisivo, justo en el momento que pocos parecían confiar en este tipo de programas en horario de máxima audiencia. Casi nadie creía en este formato y nadie contraprogramó su estreno. Error, pues nacía un producto con una personalidad propia increíble: el talent show español más exportado. Pero el formato de Antena 3 y Gestmusic está entrando en la crisis existencial de la cuarta temporada. No son cuarenta años, pero sí cuatro temporadas intensas que, además, se han estirado con una edición infantil que, aunque era una idea anterior, llegó a los espectadores a rebufo del éxito de La Voz Kids en Telecinco. Lo que podían haber sido unas galas especiales, se han estirado durante semanas, manteniendo una audiencia muy fiel, pero también quemando el formato original.

Y es que los niños no imitan, hacen más bien versiones propias con mucha gracia y soltura. Pero, a nivel televisivo, tantas ediciones de esta etapa 'mini' pueden estar ayudando a favorecer una percepción desde casa de que ya está todo visto en el show de imitadores. Un prejuicio que el programa debe romper en su cuarta edición apuntalando el formato en nueve pilares.

1. JUGAR. La nueva edición de TCMS debe mantener su esencia en el casting pero dando un paso más adelante en fichajes a través de un renovado elenco de protagonistas muy equilibrado. Porque no solo vale creer en la comedia como gancho e inundar el programa de humoristas con un monotono de voz. Ese perfil da unos resultados más efímeros. El programa necesita gente tan variopinta como potente, porque la clave crucial de Tu cara me suena está en generar asombro en el espectador. ¿Cómo? En cuatro líneas de acción fundamentales. Primera, artistas que, aunque sean algo menos conocidos, sí logren dejar boquiabierta a la audiencia por su talentosa capacidad de clonar iconos de la música. Segunda, famosos folclóricos que con sus salidas de tono arrastren a las audiencias más populares. Tercera, jóvenes reyes del trendig tópic con tirón entre las nuevas generaciones. Cuarta, algún que otro treintañero que enamore a la generación de la EGB (y también, de paso, a las madres y abuelas) y, quinta, un artista de gran nivel que nadie se espera su participación, que todo el mundo quiera ver transformado. Aunque no sea target del canal que emite el formato.

2. CEBAR. Tu cara me suena no es un programa que deba contener cebos que fragmenten el espectáculo, ejecuten spoilers y evidencien un show enlatado y requetegrabado. Es un talent que logra el éxito gracias a que alcanza una estructura de una gala compacta. El espectador lo siente como si todos estuviera en el mismo teatro, con un desarrollo natural. Y el público del estudio lo disfruta al grabarse en falso directo. Pero, a nivel televisivo, el programa debe activar más herramientas sutiles para favorecer que la audiencia no se marche. Más aún, cuando es un programa que siempre es enfrentado a grandes pesos pesados de las demás cadenas. Se deben mostrar, por tanto, bambalinas (a través de pantallas partidas, por ejemplo), sembrar el suspense con determinados guiños, especular con cameos especiales o crear tramas autoconclusivas por edición que favorezcan la fidelidad de la audiencia. Sin olvidar, la referencia en pantalla con la actuación original que se está imitando.

3. EXAMINAR. Los jurados son imprescindibles en televisión, aunque la figura de los jueces se está quemando. De hecho, seguramente la próxima revolución del género de los talents shows pasará por la inexistencia del jurado. No es el caso de Tu cara me suena que cuenta con un buen elenco de 'examinadores' aunque, eso sí, el formato debe incorporar alguna nueva figura que desengrase cualquier monotonía. Una buen golpe de efecto para la próxima temporada sería que uno de los miembros del jurado se convirtiera en concursante. El juez juzgado. 

4. ENSEÑAR. Los ritmos en la televisión actual son muy importantes, pero a veces nos hacen olvidar el esfuerzo que conlleva cada imitación de los concursantes. Los artistas salen y lo hacen, pero el espectador no entiende el trabajo que hay detrás. Además de con humor, los vídeos de antes de cada actuación deberían recalcar más las debilidades de los participantes. Para que, en esas píldoras, el espectador descubra durante la actuación sí han aprendido algo, han superado sus barreras o simplemente la han pifiado. Porque la evolución de los participantes siempre es un buen valor añadido de una audiencia que también puede aprender trucos de cantar o bailar con este programa. Hay que enfatizar el lado divulgativo y aspiracional del TCMS, que es otro fuerte del espacio.

5. ARROPAR. La crisis ha propiciado que la audiencia en España haya terminado olvidando el acontecimiento televisivo que produce un gran plató de televisión con una espectacular escenografía. Ahí ha dado una lección Tu cara me suena. Ahora debe crecer y arriesgar más. Aprovechando los leds, las novedosas técnicas de mapping 3D (con proyecciones en relieve) y, por supuesto, con los decorados tradicionales, claves para marcar la diferencia en una televisión en la que todos los decorados parecen el mismo. Un estudio que impulse aún más la importancia del protagonismo del público en plató, la iluminación y del ballet, fundamenta no sólo para arropar cada actuación. También el cuerpo de baile es muy útil para vaciar el escenario en un directo de forma ordenada y para fidelizar espectadores que eligen (o directamente se enamoran) de su bailarina o bailarín favorito.

6. TUITEAR. Las redes sociales son más que poner un hashtag en pantalla. Y en Tu cara me suena mini ni eso, pues sale sobreimpresionado demasiado poco tiempo para incentivar el trending topic. La cuenta de la productora del programa, eso sí, sabe utilizar con atino su perfil y mostrar la trastienda del show. Bien, una buena forma de ganar más adeptos, ahora es el momento de hacerlos más partícipes. Incentivando retos semanales a través de las redes sociales y potenciando decisiones de la audiencia a solo un clic a través de Twitter. También de los concursantes y el jurado. ¿El concursante 'Favorito? ¿Mister retuit de la semana? La televisión de hoy mejor si se disfruta a través de la experiencia colectiva y compartida de las redes.

7. DESCUBRIR. Uno de los grandes aciertos de Tu cara me suena es que no se ha quedado en los mismos temas musicales de siempre. De ahí que no se gasten nunca los artistas a imitar. Además, ha explorado en iconos que arañaban la nostalgia de un tipo de espectador y que, al mismo tiempo, descubrían canciones desconocidas a otro perfil de audiencia. Porque el éxito de la televisión no sólo se construye en cosas reconocibles, también en un espectador que descubre. Los artistas icónicos son limitados, pero no las actuaciones míticas. En eso el programa ha sabido ir por delante de otros shows musicales de las competencias obsesionados con el lerele fácil. Ahora debe seguir apostando por esa línea. Porque la clave del éxito está en el equilibrio entre la emoción de una imitación con una emocionante música exquisita a la petardez de la parodia más delirante.

8. DESAFIAR. Los detractores del entretenimiento inteligente dirán que Tu cara me suena ya no sorprende. Le falta polémica y competición. Esto es una clave de la edición de niños ,que es más una fiesta divertida que un concurso de lloros y pataletas. La cuarta edición de Tu cara me suena no debe perder la perspectiva y seguir incentivando el mayor fuerte de este concurso: la ilusión de la imprevisibilidad y la espontaneidad. En la que incluso los propios concursantes se sorprenden de lo que pueden llegar a hacer y no tienen complejos a la hora de dejarse llevar por y para divertir o emocionar al espectador. Y ahí es importante que exista una pizca de enérgica rivalidad de los concursantes y capacidad de desafiar la tensión de un talent show que, por suerte, sabe huir de lo políticamente correcto cuando toca.

9. EMOCIONAR. La buena televisión siempre cuenta una historia que transmite al espectador. Tu cara me suena lo ha hecho desde el principio, y lo sigue haciendo. Ya está en la historia de nuestra pequeña pantalla, porque es uno de esos programas que serán recordados por sus carismáticas peculiaridades que lo han hecho diferente. No un producto en cadena. Seguirá siendo un éxito si mantiene su seña de identidad: la televisión que no es obvia, que se deja llevar por el instinto del espectáculo, enseña, avanza, es ácida, muy traviesa, huye de caer en bromas repetitivas y cree en la curiosidad del espectador. De todo tipo de espectador, buscando obtener esa cara de asombro ilusionado que sólo consiguen los programas que se hacen desde la pasión que desafía las ideas y la imaginación. Y es que  Tu cara me suena es de esos programas que no te ves venir. Al contrario, te deja con una sonrisa tonta viendo la televisión más inteligente.

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