OPINION

El reto que debería tener el nuevo director de informativos de TVE: recuperar la credibilidad perdida

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Julio Somoano ha sido destituido de la dirección de informativos de TVE. El nuevo presidente de RTVE, José Antonio Sánchez, ha propuesto a José Antonio Álvarez Gundín, subdirector de Opinión, Colaboraciones y Economía del periódico La Razón como nuevo responsable del área más sensible de Televisión Española, pues de ella depende la confianza del público en toda la programación.

Licenciado en Periodismo por la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid y diplomado en Sociología General por la Universidad Pontificia de Salamanca, Álvarez Gudín coge el mando de los informativos de la cadena pública en un momento de crisis de audiencia y, sobre todo, de credibilidad. ¿Se radicalizará la línea de control político de los Telediarios?

Sería un demoledor error: una democracia sólida debe contar con una cadena pública que no funcione como aparato de propaganda. No tiene sentido, además, en una sociedad actual tan conectada a la información desde distintas redes.

La manipulación informativa solo amplifica la brecha entre TVE y ciudadanos. Pero no sólo eso, también amplifica la brecha entre la población y su Gobierno.

Una población que sí está interesada en la actualidad política. De hecho, los espectadores van en masa a programas que intentan responder las preguntas que están en la calle, como ha sucedido en formatos como Salvados (este fin de semana, sin ir más lejos, rozó la cifra de cinco millones de espectadores como si fuera una gran serie de éxito y lo hizo desde un canal más minoritario como es La Sexta). En cambio, los televidentes huyen de aquellos espacios que siguen una línea oficialista.

En el torbellino de información que vive nuestra sociedad, TVE se está quedando fuera de juego e intenta esquivar los temas que preocupan a la población. La gente siente que es la voz del partido del Gobierno, el Partido Popular en este caso. El ejecutivo está perdiendo una gran oportunidad de creer en una televisión pública fuerte y rigurosa que no delate el miedo al periodismo real de nuestros gobernantes.

Y es que TVE vive en una inestabilidad presupuestaria y de audiencias por culpa de los vaivenes del poder. Sus directores generales y de informativos cambian en cada legislatura. Julio Somoano ha caído incluso un año antes de tiempo. Porque, aunque se han intentado maquillar los resultados de audiencia, los datos de cuota de pantalla de su mandato han sido negativos. Cuando llegó al cargo, los Telediarios de TVE llevaban cuatro puntos de ventaja a Telecinco y Antena 3. Ya no.

Pero en la Calle Génova no se atreven a ir al fondo del asunto que es el descrédito de las instituciones que se evidencia también a través de una televisión pública marcada por responsables de 'confianza'. Y ahí está el reto de los nuevos directivos: recuperar la credibilidad creyendo en la inteligencia del espectador.

Eso se consigue volviendo a unos informativos que se realicen pensando en todos los ciudadanos. Unos TD preocupados por el enfoque de las noticias, encontrando respuestas a las circunstancias del día a día. Y no quedándose en la superficie del hecho en sí. Sin olvidar, la importancia de los lenguajes audiovisuales. En los últimos años, los TD ha involucionado a los informativos de hace dos décadas: de discursos estáticos de ruedas de prensa. Falta que todos los espectadores se vean representados en su canal público, que sepan que pueden confiar en su cadena de referencia sin intereses comerciales.

La población ya ha conocido que pueden existir unos informativos independientes. No hay marcha atrás. Lo logró Fran Llorente, reconocido no sólo en audiencias también por organismos independientes internacionales que avalaron la pluralidad que logró TVE en sus ocho años al frente de los TD. El propio Álvarez Gundín fue contertulio en esa época plural de TVE que ahora se ha convertido en más monocolor.

Era el momento en el que se optó por una cadena con una dirección elegida por consenso, con mandatos de seis años -para desligarse de las legislaturas- y no casada con el gobierno de turno. Ese es el camino en el que seguir avanzando. El porvenir de una televisión pública con la responsabilidad de un país informado, formado y que cree en sus ciudadanos.

TVE, REFLEJO DE LA SALUD DE SU PAÍS

Con Televisión Española hemos crecido, pero también Televisión Española ha crecido con nosotros. TVE ha sido y es un retrato rotundo de la evolución vital de este país desde 1956 (ayer cumplió 58 años). TVE es una radiografía de nuestra propia salud. Es fácil ver reflejada la historia reciente de España en la pantalla de TVE: en los 70 acogió el aperturismo (con amagos del destape incluidos, a golpe de zoom), en los 80 se impregnó de la creatividad más atrevida y “movida”, en los 90 construyó un grand prix de derroche de espectáculo con toneladas de presupuesto, en los 2000 invirtió en las grandes series de audiencias millonarias y factura impecable… y ¿ahora? ¿qué pasa ahora? El futuro de TVE sólo pasa por una corporación pública fuerte, arriesgada y, sobre todo, comprometida con su tiempo. De lo contrario, sentirá los mismos síntomas que sufrió Canal 9 antes de su muerte asistida.

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