OPINION

¿Por qué parece imposible reproducir en la tele de hoy un éxito como 'Sorpresa, Sorpresa'?

SORPRESA-SORPRESA-ISABEL-GEMIO
SORPRESA-SORPRESA-ISABEL-GEMIO

Sorpresa, sorpresa fue un gran éxito. Marcó la historia de nuestra televisión. En cambio, años después, no se ha sabido reproducir la esencia de un formato de estas características.

Los tiempos han cambiado en televisión, pero no el secreto que hizo funcionar aquel maratoniano programa de Isabel Gemio: era un show imprevisible y emocionante. Desprendía una demoledora verdad. Y es que todo lo que pasaba era verdad.

Se han pretendido repescar las sorpresas en diferentes programas.En Telecinco lo intentó, a medio gas, Emma García con La noche de los sueños y, ahora, en Antena 3 lo pelea Los viernes al show. Pero nadie ha logrado convertir su programa en aquel acontecimiento que era Sorpresa, Sorpresa.

Las sorpresas en la actual televisión son, paradójicamente, más torpes. A pesar de que entonces se disponía de menos capacidad tecnológica, todo resultaba más espectacular. Había más inversión económica sobre la mesa. Eran otros tiempos en los que se generaba mayor caja publicitaria, pero también era un tipo de televisión que sabía apostar por el fundamental y arrollador nervio de las ideas que se consuman en riguroso directo.

Para ello, se ponía al frente de una presentadora que era capaz de comandar un mastodonte televisivo de esas características, al mismo tiempo que su personalidad impedía que el espectador previera por dónde iba a salir. Sola ante el peligro y ante audiencias millonarias, Gemio no estaba obsesionada con el constante chiste fácil o alcanzar un momentazo digno de zaping, simplemente se dejaba llevar por una escaleta muy marcada y preparada.

Y no faltaban los detalles, como la sintonía reconocible, que saltaba siempre en el momento crucial de la sorpresa. Daba subidón. Hoy, para ahorrar costes y disimular cualquier caos, estos programas se graban. Y aunque se intente disimular que son enlatados, el espectador lo intuye al mismo tiempo que duda de que las sorpresas sean reales. Falta aquella verdad. Se echa mucho de menos aquella indudable espontaneidad.

No es solo que la audiencia de hoy está más resabiada y controla más los entresijos de la tele, sino que estos programas de ahora necesitan comunicadores que te dejen pegado a la pantalla, para bien o para mal, enganchado al nervio de un evento en directo en el que absolutamente todo puede pasar. Y luego pasa, claro.

Pero la emoción, cuando es indudablemente verdadera, cuando no recurre a trucos sospechosos ni impostados, sigue conmocionando en la pequeña pantalla. Sin ir más lejos, este jueves en Tu cara me suena se vivió un momento así de vibrante cuando la pequeña cantante Nayra imitaba a su ídolo India Martínez... y apareció la propia India en el escenario. La autenticidad del instante quebró la emoción de la audiencia. Otro programa hubiera cebado el momento con promociones que mostraran a la niña llorando e incluso hubiera anticipado en vídeos la sorpresa.

Sin embargo, el espectador de Tu cara me suena no sabía nada. No se dijo nada para que fue una sorpresa para todos. Esa es la televisión que entiende el espectáculo de verdad: que promueve en la audiencia la sensación de que puede suceder cualquier cosa en cualquier momento aunque no te avisen antes. Imprevisible. Emocionante. Televisión.

http://www.youtube.com/watch?v=E2fLcwbDgYs[embed]

Y ADEMÁS...

18 años de 'Sorpresa, sorpresa' con Isabel Gemio

Lo que esperamos de la nueva temporada televisiva

Las claves del éxito del Show de Ellen DeGeneres

Oscar 2014: los trucos televisivos de la noche de Ellen DeGeneres

El truco de Chicho Ibáñez Serrador que sigue vigente hoy

¿Qué ingrediente falta a la televisión de hoy?

Mostrar comentarios