OPINION

Malos tiempos para la libertad: el despido de Loles León de TVE y cómo afecta a la cadena pública

amigas-conocidas loles leon
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TVE despide a Loles León por llevar un lazo naranja en defensa de la independencia de la cadena pública.

La personalidad de Loles León era uno de los chispeantes valores añadidos de Amigas y conocidas. Directa, espontánea, imprevisible y libre. Quizá, por esto mismo, Televisión Española ha decidido prescindir de ella: Loles León no participará más en el espacio de Inés Ballester.

Anoche la actriz participó en Un tiempo nuevo. Y habló claro sobre la censura que ha sufrido en La 1 de Televisión Española. Todo por llevar un lazo naranja que simboliza el apoyo al sentido plural de la televisión pública y que portan los trabajadores de TVE en defensa de su trabajo en tiempos en los que las malas gestiones de los responsables políticos están dinamitando la credibilidad de la cadena.

A Loles León le dijeron que no podía ponerse ese lazo naranja. Pero lo hizo. "Yo siempre soy honesta y coherente conmigo misma". No obstante, la actriz ya venía siendo molesta porque hablaba sin tapujos. Mostraba el sentir de la calle en una cadena que ahora es monocolor.

Resultado: no sigue en Amigas y Conocidas. De nuevo, una decisión que demuestra la involución de TVE. Si Loles León hubiera seguido, en un programa con poca audiencia, sólo habría dado la sensación de que en la actual TVE sí que existe un atisbo de pluralidad. En cambio, con esta autoritaria decisión, vuelve a ser noticia la cadena por su censura.

Se ha puesto en el foco de la atención mediática un espacio que contaba con buena imagen para tambalearse, una vez más, la confianza ciudadana de la emisora, ya muy susceptible con el viejo ente.

En este sentido, el despido de León supone también un varapalo para la tertulia femenina de Inés Ballester. Loles era clave, pues su desparpajo daba personalidad genuina a un show que sin ella pierde interés hasta convertirse en un debate más. Un hecho que evidencia que las decisiones censoras, como antaño, vienen de más arriba de la dirección de contenidos.

Al peor lado de la política no le gusta TVE, aquella política con gestores que no creen en la inteligencia del espectador libre. Parece que estamos, de nuevo, a finales de los setenta. Pero no. Estamos en 2015. TVE resurgirá. Eso sí, habrá que esperar a estar a la altura de países como Inglaterra, Francia o Alemania, donde las democracias ya saben lo que significa una televisión pública como aliada para un país mejor.

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