OPINION

'En tierra Hostil' descubre a los otros 'españoles por el mundo': donde la vida no vale nada

en tierra hostil
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Hay programas que llegan demasiado pronto. Otros excesivamente tarde. En tierra hostil, en cambio, se ha estrenado en el momento exacto. Para el espectador y para la propia cadena que lo emite. Para el espectador, porque la audiencia ya está más comprometida a espacios documentales. Más aún si dan un paso más allá en zonas calientes del planeta, donde no es fácil grabar. Para la propia cadena, porque este programa era un formato ideado para La Sexta, pero en Atresmedia han sabido aprovechar su potencial en Antena 3, con un déficit de actualidad en prime time.

La cadena naranja, que estos días celebra sus 25 años, necesitaba un programa de estas características. En eficacia y en efectismo. Ya lo tiene. Es una de las revelaciones inesperadas de la temporada y, además, potencia más su marca como canal generalista involucrado con su tiempo.

Tras años en los que el reporterismo en busca de españoles en el extranjero se centraba en triunfadores por el mundo. Ahora el espectador ya no sólo quiere ver un programa de viajes de postal, fácil de digerir y con una carga aspiracional importante, también la audiencia es sensible a descubrir epicentros de conflictos del planeta. Lugares donde es peligroso grabar, pero no imposible.

Jalis de la Serna y Alejandra Andrade abrieron camino con Encarcelados en La Sexta. Ahora, con En tierra hostil, se abre el género a través de 11 capítulos con la vista puesta en españoles que han caído en la cara B del planeta. Desde El Bronx de Colombia, ayer (fue lo más visto en espectadores -2.784.000-, tercera opción en share -14,2-), hasta las tripas de Corea del Norte.

Y, como en todo buen trabajo periodístico y televisivo, el acierto del programa es que las historias están muy bien escritas. Casi como una road movie. Con la diferencia de que aquí manda la incontrolable realidad que compromete al espectador. Luz Aldama, que fuera directora de los años dorados de Madrid Directo, es responsable máxima de este espacio de producción propia de Atresmedia y también está detrás de los guiones. Un formato que sabe guardar el equilibrio entre las necesidades del periodismo de guerrilla y las necesidades de la televisión de máxima audiencia (músicas de fondo, montaje de imágenes, estructura con suspense, giros...). De ahí que sea un éxito de prime time: transmite el nervio del periodismo vivo, el periodismo que por su trabajo juega en los límites de los bajos fondos de las sociedades, sus enfermedades y sus hostilidades.

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