Ni se les entiende ni pueden presumir de fotogenia. Pero la televisión les ha convertido en un producto de rentable éxito. Son Los Chunguitos, que demuestran que los triunfos de la pequeña pantalla pueden salirse de los cánones preestablecidos por los sabios de la tele. Sobre todo, cuando existe espontaneidad como principal reclamo. Y de eso les sobra a los hermanos Salazar. A veces, incluso, se pasan de auténticos, lo que les acarrea críticas. No por falta de razón. De hecho, fueron expulsados de Gran Hermano VIP por comentarios homófobos que levantaron ampollas.
Salieron, pidieron perdón y ahí han seguido hasta en la sopa. Les hemos visto en todo tipo de programas hasta estrenar, finalmente, docureality propio, Los Gipsy Kings, donde cuatro sagas gitanas muestran su vida diaria. Y Los Chunguitos constituyen una de ellas, siendo los más protagonistas de un show que llega a Cuatro tras el éxito, la temporada pasada, de Palabra de Gitano.
El formato, eso sí, ha mejorado su factura visual... y folclórica. Es más positivo y cómico, menos conflictivo. Aunque también denota más artificio. Especialmente en lo que respecta a los Salazar, que ya son unos expertos en el showbusiness televisivo. Y se nota, quizá, demasiado que quieren hacer la gracia constantemente y cueste lo que cueste. El programa les va proponiendo planes para dejarles evidencia y ellos se dejan hacer. En la última edición, experimentaron un tratamiento de belleza a base de chocolate que provocó unas imágenes cuando menos inquietantes: Los Chunguitos en tanga y pringados de cacao.
Cuando salen Los Chunguitos el programa de Cuatro es más artificial que con el resto de las familias. Probablemente, es porque ellos se han creído su propio personaje y han perdido la frescura con la que irrumpieron como revelación en Tu cara me suena. Pero sus personajes no dan mucho más de sí en el bucle del chascarrillo que a veces se tuerce en apología de la ignorancia.
No obstante, el espacio de Cuatro, muy entretenido de seguir, sí que ha conseguido el más difícil todavía: que un programa que debería ser ligero de ver requiera una concentración extra cuando aparecen los hermanos Salazar. Porque para entender lo que dicen hay que poner en marcha todos los sentidos y alguno más. Por suerte, hay subtítulos. Resultado: 1.710.000 espectadores y 8,1 por ciento de share vieron a Los Chunguitos anoche. Y luego dicen que el cine en versión original subtitulada es algo minoritario.
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