OPINION

25 cosas que hemos aprendido (para bien o para mal) de Telecinco

MEDICO-DE-FAMILIA
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Telecinco cumple hoy 25 años, el canal que no deja indiferente al espectador.

Telecinco está de celebración. Tal día como hoy, hace 25 años, nacía la que fuera 'pantalla amiga' con una gala desde el corazón de la Gran Vía. Victoria Abril y Miguel Bosé presentaron esta puesta de largo que acogió el Teatro Lope de Vega.

Un arranque en busca de un glamour cañí que marcaba las líneas generales que luego han ido definiendo la esencia de un canal que ha pasado por muy diferentes etapas (televisión de variedades, televisión progresista, televisión polemista...) y que, dos décadas después, ha sabido fidelizar a un público que no suele fallar. Siempre está ahí: mañana, tarde y noche. Perpetuo.

De esta forma, los programas de Telecinco se reotralimentan como nadie y saben construir acontecimientos para que el espectador se sienta que está viviendo algo único y adictivo, que no se debe perder. Esa es la principal fortaleza de Telecinco. Una cadena que, guste más o menos, nos ha enseñado, por lo menos, 25 cosas.

1. Que se pueden romper tabúes en los lenguajes televisivos de prime time. Con Vip Noche (luego Vip Guay, Vip Corazón...) Emilio Aragón trajo la proximidad, complicidad e ironía a una televisión que entraba en los noventa empezando a derribar las presentaciones obsesionadas con el largo discurso engolado. Quería ser más de la calle, más de 'colegas' que decían aquello de dabuti. Una cadena basada en reunión distendida de amigos, en definitiva.

2. Que un presidente de un canal de televisión puede ser ciego. Miguel Duráns, ex director general de la ONCE, fue presidente de Telecinco hasta 1993.

3. Que una malísima presentadora puede triunfar en Hollywood como luminosa actriz. Penélope Cruz empezó en el espacio musical La Quinta Marcha y no apuntaba demasiadas maneras como chica carismática. Entonces no era Pé, sólo una chica de ciudad dormitorio.

4. Que un magazine matinal puede incorporar una tertulia política. Y que arrase en audiencia. María Teresa Campos logró esta vieja aspiración suya que no le permitieron en TVE. Sí en Telecinco. Ahora casi todos los programas matinales necesitan el análisis político. La Campos fue pionera, Aunque no sólo en eso, también a la hora de asentar una estructura de programa de la que sigue bebiendo Ana Rosa Quintana.

5. Que las presentadoras de programas infantiles deben de gustar a los niños pero, también, a sus papás. ¡Ilari-lari-lari-e-o-o-o!

6. Qué existe un aparato llamado La máquina de la verdad. Sin él, Telecinco no es nada. Eso sí, ahora se llama polígrafo. Que suena más vanguardista. Y lo de menos en el uso de este cachivache es... la verdad. Lo importante es el show que se hace con los cables, las preguntas y el veredicto final.

7. Que un programa de corazón puede ganar al Telediario de La 1. ¡Qué me dices!, con Belinda Washington y Chapis, consiguió este hito, cuando parecía imposible, justo gracias a este formato diario que rompió esa ñoñez con la que se narraban las noticias rosas en la tele hasta entonces. Más gamberro, más divertido, menos intenso y con un presentador al que no se le entendía. Pero no pasaba nada. El espectador lo disfrutaba. Luego llegó Aquí hay tomate, y el asunto se les empezó a ir de las manos...

8. Que la mejor ficción es aquella con la que se identifican prácticamente todos los miembros de la familia. Y ahí Médico de Familia fue clave. Supuso el antes y después en la industrialización de la ficción televisiva española. Con el Doctor Nacho Martín que era más que un doctor, era uno más de la familia.

9. Que los domingos por la noche se puede abrir una ventana al análisis de lo que va a ocurrir durante la semana. Julia Otero comandó un programa, La semana que viene, que desgranaba la actualidad al estilo de formatos que hoy triunfan. Llegó quizá demasiado pronto.

10. Que es posible un programa de humor con los políticos como materia prima. Caiga quien caiga o El Informal fueron grandes exponentes del periodismo despierto, crítico... y cómico.

11. Que una serie puede empezar con datos discretos pero si crees en el producto y lo sostienes en el tiempo, cuajará hasta convertirse en un gran éxito. 7 Vidas es el ejemplo. Empezó floja y terminó siendo un icono. Su comedia imprevisible, sus queribles personajes (inolvidable Sole) y sus acidez comprometida con la actualidad del país congeniaron con la audiencia.

12. Que 147 capítulos de una serie pueden ser completamente un sueño. Las delirantes y adictivas tramas de las primeras temporadas de Los Serrano, por tanto, solo existieron en el mundo onírico de Antonio Resines. (impagables esos hijos disfrazados de cuando eran pequeños en los minutos finales)

13. Que un Consejero Delegado (Paolo Vasile) puede generar el mismo (o mayor) magnetismo entre los periodistas que Belén Esteban. Ella, por cierto, hace tiempo que dejó de ser "la princesa del pueblo", pero sigue siendo "la princesa de Mediaset".

14. Que la vida de unos adolescentes pijos de Beverly Hills puede resultar fascinante a miles de kilómetros de distancia si irradia Sensación de vivir. Y que Al salir de clase te puedes encontrar con una fructífera cantera de actores. Porque hay culebrones de adolescentes que son una gran escuela de ficción.

15. Que tener rostros habituales y reconocibles, como estandarte de la cadena, es fundamental para lograr una parrilla competitiva. No importa la sobreexposición de dichos rostros cuando se consigue una poderosa cercanía con el espectador. Así sucede con Jorge Javier Vázquez. Ha ganado la batalla de la complicidad con el público.

16. Que casi todos los concursantes de La Voz tienen una voz "calentita" según Rosario. Y Jesús Vázquez, el comunicador más veterano de Telecinco, es un monstruo. Suyo además es parte del mérito de la resurrección de OT, que vivió una vibrante segunda vida en la cadena de Mediaset y nos descubrió a Soraya, Edurne, Virgina Labuat y los veredictos tremebundos de Risto Mejide.

17. Que a veces el objetivo de fichar a un presentador, léase Pilar Rubio, no es tanto tener un proyecto interesante que ofrecerle sino quitárselo a la competencia.

18. Que la televisión puede ser refugio para la generación Ni-Ni, una audiencia, con pocas inquietudes, que encuentra la evasión en formatos ligeros, sustentados en el conflicto más básico: el amor de recreo de instituto, el hedonismo, los celos, los mensajes secretos de Whatsapp y la pelea tonta y viceversa.

19. Que todo se magnifica en Gran Hermano. Incluso la personalidad de Mercedes Milá.

20. Que para imitar a Pedro Piqueras hay que repetir mucho eso de 'terrible, apocalíptico'.

21. Que la oscuridad baja la audiencia. Hay que iluminar a tope todos los platós. Da igual el género del programa. Da igual que sea ¡Qué tiempo tan feliz!, Pasapalabra, La Voz o Alatriste. Aunque, a veces, se confunda luminosidad con uniformidad plana.

22. Que es mucho mejor relegar a los famosos tradicionales, con altos cachés, y convertir en estrellas a tus propios colaboradores. Sálvame ha dado con la fórmula maestra del formato que ha transformado su propio plató en el epicentro del cotilleo.

23. Que la televisión no siempre premia el talento. Al contrario, ya no se necesitan horas y horas de preparación para lograr aparecer en un programa de éxito. Sólo hace falta enrollarse con alguien o corromper algo para ser fichado con bombo y platillos.

24. Que un show puede nacer con afán pretendidamente culto paro evolucionar hacia un universo más canalla, donde es esencial el punto de vista de su conductor.  Con esa mirada propia, Javier Sardá supo convertir Crónicas Marcianas en una gran fiesta del instinto televisivo que juega, se divierte y se sumerge en los bajos fondos. Eso sí, sin pringarse demasiado al tratar las turbias polémicas con una distancia que le otorga a todo una perspectiva lúdica, que no se toma en serio lo que no hay que tomarse en serio.

25. Que, por encima de todo, no hay que dejar indiferente al espectador. Telecinco demuestra la importancia de la televisión que está viva, ya sea generando apasionadas filias o descarnadas fobias. Que está, constantemente, en las conversaciones de todo el mundo. Si no existiera Telecinco, este país sería un poco más aburrido.

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