OPINION

TVE: de ser la gran factoría de televisión en España, a quedarse casi sin platós

ESTUDIO-1-PRADO-DEL-REY TVE
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El color llegó a Televisión Española en 1969. Sin embargo, la cadena publica vive en 2015 una de sus etapas más grises. A los actuales responsables políticos, de uno y otro lado, parece incomodarles lo que representa una televisión pública. Y, como consecuencia, la sociedad da la espalda a su televisión pública. De hecho, los espectadores están perdiendo la perspectiva de la importancia de contar con una cadena independiente estatal que produzca contenidos de calidad. En entretenimiento, ficción e información.

Los mimbres de TVE se van desmembrando. La estrategia de programación es caótica, va a rebufo del pasado y el control de los informativos, pilar de la cadena, demuestra una involución que no se recuerda en décadas. No sólo a nivel de línea editorial sesgada. También en lo que respecta a una involución en los lenguajes de la televisión y del periodismo. TVE ha pasado de los telediarios plurales a los telediarios institucionales.

Sin una estrategia de cadena de su tiempo, por tanto, la primera de TVE sobrevive gracias a la inercia. Por suerte, su plantilla mantiene profesionales que siguen creyendo en las ideas y logran programas que brillan entre tanta mediocridad. Como, entre otros, es el caso de Alaska y Segura, El Ministerio del Tiempo o La Aventura del Saber, con una realización visual destacable.

Pero el problema ya no está solamente en lo que se ve en emisión. Con el escenario de la crisis económica, como excusa ya recurrente, se está despojando a la cadena pública de sedes emblemáticas que son cruciales para que la compañía se mantenga como competitiva factoría de contenidos. Esta disminución de platós puede propiciar que se minimice la producción propia a sólo informativos, como ha sucedido con Telemadrid, o que deje maniatados futuros programas a alquileres externos. El motivo: TVE corre el peligro de mermar en exceso su capacidad de rodar dentro de la compañía.

Televisión Española sufrirá la muerte de los icónicos Estudios Buñuel, que cerrarán en los próximos meses. Su excelente situación, en una disputada zona residencial en el madrileño barrio de Chamartín, los ha colocado a una inmobiliaria, Pryconsa, por 35,2 millones de euros. Una ganga. De nada ha servido su valor como patrimonio audiovisual. Tampoco que TVE los necesitaba. Son sus platós de mayor capacidad (a alto rendimiento en la actualidad) y con tecnología en alta definición instalada recientemente. El más grande, el Estudio L3, donde se rodaron grandes ficciones como El Quijote o La Forja del Rebelde o se realizaron programas tan recordados como Un dos tres, Qué apostamos, La Noche de los Castillos, Grand Prix o, en la actualidad, MasterChef. Es el set televisivo más grande de España, con 2.200 metros cuadrados.

Su venta dejará a TVE sólo con el centro de Prado del Rey para producir contenidos de entretenimiento, junto con Torrespaña, dedicado a informativos y Teledeporte. Ante este panorama, el mítico Estudio 1 de Prado del Rey (en la foto de arriba), junto a sus vecinos platós 2 y 3, los más antiguos, van a sufrir una remodelación para poder ser utilizados en todo su esplendor cuando cese Buñuel. Mientras tanto, el Estudio 5, el más nuevo de todos, acogerá los magazines en directo (a partir de este lunes). Los otros legendarios Estudios de Color de Prado del Rey, números 10 y 11, llevan años clausurados por una irreversible contaminación de amianto. A su lado, los almacenes de atrezo pasan desapercibidos, quizá para que a nadie se le ocurra desmantelar su increíble valor.

TVE deberá aguantar con sólo estos cuatro platós, de menor tamaño que Buñuel, para realizar toda su programación de entretenimiento y divulgación. Televisión Española, por tanto, no tendrá la capacidad de las últimas dos décadas para producir formatos y estar a la altura de las grandes televisiones públicas europeas. Necesita estudios propios.

En este sentido, ya está licitado un proyecto para construir otros tres platós en la parte trasera de Prado del Rey, una zona donde se derribaron diferentes naves obsoletas (almacenes, moviolas...). Dos estudios de tamaño mediano (de las mismas dimensiones del Estudio 5) y uno de alrededor 1800 metros cuadrados, diseñado para suplantar al grande de Buñuel (aunque es más pequeño). El diseño arquitectónico está listo. Sólo falta adjudicar a una constructora la ejecución de los edificios. Además, de la posterior equipación tecnológica... ¿Cuándo llegará ese momento? Porque en las turbulencias de la espera da la sensación de que lo que menos importa es el futuro de una televisión pública fuerte y valiente, que pueda estar comprometida con su tiempo y su sociedad. Esa sociedad que no es gris.

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