La Voz ha estrenado su tercera edición de las batallas. Comienzan, por tanto, las tensas eliminaciones de participantes. Y han llegado los refuerzos: Rosario Flores, Jose Mercé, Álex Ubago y Pablo López se han estrenado como asesores de los coaches principales. Lo hicieron en una noche en la que el Padre Dramián se aseguró la permanencia en el talent show de Telecinco.
El duelo, al ritmo de Love me again, se saldó con el cura favorito frente a su contrincante Toni. En una actuación que define la esencia del concurso: un show de emociones que ha ido mejorando la factura en los últimos años. En este sentido, se enriquece, cada vez más, las puesta en escena con insertos de comentarios del jurado, que impulsan la pasión del momento. “Yo no voy mucho a la Iglesia pero, si tú fueras mi párroco, seguro que iría. ¡Menuda marcha que tienes!”, sentenció Álex Ubago al ver el talento del cura.
Sin embargo, a nivel visual, La Voz española dista aún mucho de las versiones internacionales. El decorado es el menos efectista de nuestros países vecinos y las sillas giratorias las más artesanales. Pero el programa, este año, ha ganado fondo gracias a la incorporación del salero de Laura Pausini y Alejandro Sanz, asimismo también se nota el rodaje lógico de la capacidad de generar espectáculo de Malú (ya resabiada de las necesidades del talent) y Antonio Orozco. Además, desde ayer, tienen otro as en la manga con José Mercé, que llegó a darlo todo en una televisión patria donde siempre es infalible el lerele.
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