OPINION

La salida de la cárcel de Isabel Pantoja acapara la TV: éxito y fracaso del morbo nacional

isabel pantoja sale carcel
isabel pantoja sale carcel

Salió Isabel Pantoja de la cárcel. Por la puerta. Y hasta el Telediario abrió con la noticia. No era un folclórica a la fuga, simplemente se trataba de un permiso carcelario. Las prioridades informativas saltaron por los aires: se apostó por el morbo nacional que eleva (fácil) la cuota de pantalla.

Aplausos y vítores recibían, en el exterior del centro penitenciario, a la artista condenada. De nuevo, el país de culebrón salía a flote. No obstante, la propia vida de Isabel Pantoja ha sido el desgarrador serial de sobremesa perfecto. A la intérprete le ha pasado de todo, y los medios de comunicación siempre han estado para alimentar el interés de su historia.

Viuda de gran torero, amiga de locutora con mesa camilla, amante de alcalde de Marbella y madre de jóvenes cercanos al universo Ni-Ni, la existencia de la Pantoja va unida al giro dramático excesivo. Jamás creeríamos a un guionista que abordara tanto y con tanta intensidad en una teleserie.

La vida de Isabel Pantoja demuestra que la realidad supera a la ficción. Ella ha sido protagonista de un reality antes de que existiera el término reality. Ella ha sabido jugar con sus virtudes y defectos, claros y oscuros, con una intensidad melodramática de diva de faralaes que ha hecho aún más adictiva una trama que roza lo infinito.

Y es que la Pantoja es historia del mejor y peor arte de nuestro país. En primera persona, y en la crisis de valores del periodismo. Porque el tratamiento informativo de la salida de prisión de ayer denota como la dictadura del share (y la del pinchazo, en los medios digitales) puede desvirtuar la importancia de digerir con perspectiva un acontecimiento noticioso.

Es más, incluso el periodista parece olvidar la necesidad de contextualizar el hecho en sí y realizar un enfoque que no se quede en la superficie vacía, especulativa, condescendiente y topicoide (como se puede observar, por ejemplo, en el rótulo sobreimpresionado en la pantalla de arriba, ¿qué aporta ese faldón del programa 'Amigas y Conocidas'?).

Así sucedió, en la mayoría de los casos, en la salida del permiso penitenciario de Isabel Pantoja. Que no fue más que un show del folclore cañi, que parecía retransmitido por Galavisión (cuna del culebrón), donde solo faltó que lo asistentes gritaran aquello de "que cante, que cante". Y las cadenas lo dieron con una inquietante transcendencia, que sólo desprendía superficialidad. Incluso en el Telediario.. Es la televisión que prefiere vivir estancada en la pandereta y relega la esencia del periodismo: la búsqueda de la verdad.

@borjateran

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