OPINION

Ibiza no quiere 'Ibiza Shore': el polémico regreso del reality que ensalza a la generación ni-ni

GANDIA-SHORE-CHICOS-CHICAS
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¿Una mala influencia para los más jóvenes?

Este verano, MTV se ha propuesto recuperar, por todo lo alto, la producción propia en nuestro país. Ya se está rodando la nueva temporada de Alaska y Mario, que se estrenará el 6 de septiembre, y también se prepara una edición de Gandía Shore.

Eso sí, esta vez el reality se muda a Ibiza, epicentro internacional de la fiesta (y el desfase). Los responsables del programa buscan canis y chonis, valorarán estudios universitarios, aunque no los necesitarán para el show. Además, pretenden reunir a concursantes de las franquicias del formato Acapulco Shore y el propio Gandía Shore (se especula con un retorno de Ylenia, Labrador, Arantxa o Abraham). De esta forma, la cadena se asegura que su inversión no sólo se intentará amortizar en España, también tendrá rentable recorrido en el mercado latinoamericano.

Sin embargo, el Consell de Ibiza no quiere que se asocie la marca de la isla con el programa de MTV, pretenden frenar la grabación. Será complicado, pues la mayor parte del tiempo el reality se rueda en recintos privados. Porque sus protagonistas viven por y para la fiesta más desfasada (ya sea en su propia casa o en discotecas de moda), transmitiendo unos valores peliagudos para las nuevas generaciones.

Y ese es el principal problema del formato Shore: se basa en un espectáculo televisivo repleto de momentazos tan vergonzosos y dantescos como adictivos para el jugoso target de audiencia del espacio. Un target que ha sido muy rentable para MTV.

Gran parte de esta audiencia ha sabido disfrutar y reírse de este programa con espíritu crítico y la distancia suficiente. Saben que sólo es un lúdico show de televisión, un culebrón de la tele-realidad. Pero Gandía Shore también ha congregado otro tipo de público más joven, y en pleno desarrollo de su personalidad, que ha visto como este reality premiaba a unos chicos por hacer locuras poco recomendables.

Este joven perfil de audiencia probablemente, en determinados casos, no está preparado para digerir, con una abrumadora normalidad, el peliagudo ritmo de vida de los participantes de Gandía Shore, donde el ‘desfase’ es el centro del universo y se hace una apología de actos más que cuestionables. De hecho, en el último programa de la primera temporada destrozaron la casa donde vivían y, prácticamente, fueron felicitados por ello, cuando no había costado nada castigar sus vandalismos.

Con estos precedentes, son normales las reticencias del Consell. Aunque Ibiza Shore sólo es un show de televisión. Y la audiencia debe contar con las herramientas para digerir este espectáculo con la intrascendencia y relatividad que merece. Porque es un hecho: una parte importante de las nuevas generaciones ya no desarrollan su curiosidad a través de programas como Cajón desastre o Música sí. Ahora su inquietud crece los polígonos con discotecas donde realizan bolos los chicos del universo Mujeres y Hombres y Shore.

@borjateran

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