OPINION

Lo que Chicho Ibáñez Serrador echa de menos en la TV de hoy

chicho mayra y maria teresa campos
chicho mayra y maria teresa campos

Chicho Ibáñez Serrador ha reaparecido este sábado en un plató de televisión. Ha reaparecido por sorpresa, pues pocos sabían que en el sofá de Qué Tiempo tan feliz estaría el gran maestro de la televisión. Ni la propia presentadora del espacio, María Teresa Campos, Su transparente cara de asombro evidenció que no se esperaba este invitado.

La charla fue emocionante, distendida. Una tertulia entre dos viejos conocidos que se aprecian, que se admiran. Con un Chicho envejecido pero, al mismo tiempo, lúcido y próximo. Una conversación entre dos profesionales claves de la historia audiovisual de nuestro país, María Teresa Campos y Serrador, a los que se unió otra mítica de la pequeña pantalla Mayra Gómez Kemp. No podía faltar, juntos (y con ayuda de Terelu Campos) compartieron sentimientos, anécdotas y complicidades.

Y María Teresa realizó la pregunta clave: ¿qué echa en falta Chicho Ibáñez Serrador en la televisión de hoy? El creador de Un, dos, tres e Historias para no dormir no dudó: la televisión de la actualidad necesita programas acontecimiento, que provoquen en el público la ilusión de esperar con ansia la emisión del show y lo deje todo para verlo.

"Que el espectador diga que no puedo ir a esa cena porque tengo un programa", comentó Chicho, dando en la diana de una característica que se ha perdido. La tele de hoy está huérfana de grandes formatos de entretenimiento que unan frente al televisor a todos los estratos sociales y targets, de niños a abuelos. Como lograba él con Un, dos, tres.

Chicho también desveló, en Qué tiempo tan feliz, que le gustaría regresar al medio: "volver a mi mundo, porque mi mundo está aquí", lo dijo mirando a los focos y las cámaras de Telecinco, cadena que tiene su sede en los míticos Estudios Roma, donde se rodaron varias temporadas de Un, dos, tres, cuando TVE alquilaba estas instalaciones.

María Teresa, Mayra, Terelu y Chicho compartieron esta emocionante conversación en la que no faltaron referencias a uno de los mitos que rodean a la figura de Serrador: sus incontrolables cabreos en las grabaciones. "Tú te enfadabas y regañabas mucho", preguntó la Campos. Serrador asintió con una mirada tan dulce como irónica. Porque Chicho era un director duro, muy duro, pero honesto.

"Nunca he engañado y he puesto siempre todo lo que tengo, o tendría dentro de mí" reflexionó un Chicho que no piensa en retirarse: "me gustaría volver a la televisión con algo que nunca se haya hecho en televisión"; a lo que, rápida de reflejos, María Teresa Campos replicó con cierto humor: "si tienes una buena idea, por favor, acuérdate de mí. Yo te hubiera aguantado las reprimendas...".

"Yo nunca te daría una reprimenda porque hagas lo que hagas estará hecho por la señora Campos. Es tu personalidad, tu forma de hacer, lo que te ha llevado hasta aquí. No hay que limarlo o quitarlo. Porque hasta de los errores hacemos nuestra forma de ser y hacer", argumentaba con convicción Chicho a la Campos.

De nuevo, Ibáñez Serrador daba un gran lección de televisión (y vida): la importancia del carisma. Ese carisma que siempre ha tenido María Teresa Campos. Ese carisma que siempre ha tenido Chicho, delante y detrás de las cámaras. Ese carisma que tanto se ha perdido por culpa de los directivos que intentan prefabricar cada paso que se realiza en la pequeña pantalla. Ese carisma que impregna todo, que convierte la televisión en emoción, en inolvidable.

@borjateran

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