OPINION

Lo que debe aprender la televisión de hoy del boom de Youtube

abuela pierde la dentadura postiza
abuela pierde la dentadura postiza

"La mala gente hace buena televisión". Así se vende UnReal, la serie norteamericana del canal Lifetime que abre las tripas de un programa de televisión y su modo de manipular las relaciones de los personajes protagonistas para lograr un espectáculo que pulverice los audímetros. Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia. Porque, con el paso de los años, la televisión ha ido perdiendo ingenuidad y sus responsables han creído saber manejar el interés del espectador con una minuciosidad inquietante. Casi todo está calculado en la pequeña pantalla. Hay poco tiempo para la casualidad, se intenta prefabricar cada momento para no dar tregua a la cuota de pantalla.

Los concursos musicales, mejor si son con concursantes con una historia de superación detrás. Las series, mejor con finales felices en los que el espectador se sienta reconfortado. Las entrevistas, mejor cortas (y con interrupciones constantes, no vaya ser que el público desconecte). Y todo aderezado con un puntito de sensiblería. Si no existe esa emoción intrínseca, directamente se fuerza.

Porque la televisión de hoy, en plena vorágine de la milimetrada medición de las audiencias, ha perdido parte de la perspectiva de esa poderosa ingenuidad que era crucial para fascinar al televidente. Y, como consecuencia directa, ahora el público desconfía más. No obstante, está más resabiado de los trucos, trampas y otros atajos de los profesionales de la pequeña pantalla. Pero la televisión deben resguardar su mayor cualidad: transmitir esa verdad incontrolable e imprevisible, que siempre estuvo presente en sus programas más míticos. De Directísimo a La Edad de Oro, pasando por Sorpresa sorpresa.

En esa búsqueda de que todo salga bien sin paliativos, se devalúa parte de esa magnética espontaneidad de lo casual que Youtube tan bien refleja. La red social de vídeos de Google es una ventana complementaria a la TV pero, además, se ha convertido en factoría de instantes genuinos que ya no consigue la televisión como antes, porque no confía tanto en aquello que se sale de lo factible o controlable.

Instantes genuinos que triunfan con millones de visionados a nivel mundial y que acaban alimentando horas y horas de la propia televisión tradicional. Como la siguiente pieza, que resume la sabiduría de una longeva mujer que se ríe de sí misma al perder la dentadura postiza, justo cuando sopla las velas de su 102 cumpleaños. Transparente. Emocionante. Auténtico. Inspiradores momentos como este cuesta encontrarlos en un plató de tele. La vida de hoy se narra a través de Youtube.

Y en multicámara...

@borjateran

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