OPINION

IKEA se hace reality

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La ensoñación. La aspiración es uno de los viejos trucos del almendruco de la tele, formatos que despiertan en el espectador el anhelo de imaginar que puede poseer aquello que está viendo: un viaje de lujo, una glamourosa mansión, un ático con vistas al skyline de Nueva York, una diáfana redecoración de un adosado a las afueras de Canadá o un manjar en un restaurante en Laponia.

Los programas de viajes, voyeurismo en casas ajenas o redecoración son un clásico. Funcionan, pues conectan con esa ambición soñadora que todos llevamos dentro. El problema es que el contenido de estos espacios es, en bastantes casos, inalcanzable para la mayoría de los mortales. Aunque esta tendencia está cambiando.

Desde hace unas semanas, se ha instalado en La Sexta La Escuela de Decoración (sábados a las 13 horas), que pone el foco en situaciones más identificables y prácticas para el espectador.

Y ese es el valor de este nuevo formato: cada edición cuenta dos historias próximas. Historias literalmente: porque el programa dibuja con rapidez, claridad y cierta emoción las circunstancias de cada familia que asesora. A través de los dilemas de cada participante, los expertos de La Escuela de Decoración asesoran una redecoración del lugar. Pero una rehabilitación de andar por casa. El público de La Sexta se puede sentir reconocido en lo que ven.

No hay grandes obras, ni presupuestos millonarios pagados por el canal: sólo basta Ikea (aunque ni se nombra la marca del gran almacén. No hace falta, la tienda es muy reconocible visualmente).

El espectador se queda pegado de principio a fin del programa: necesita ver el desenlace (como en todos los formatos de estas características) con el añadido de que este espacio relata historias personales de los protagonistas (y las refresca con diferentes atajos de guion para que nadie se pierda si llega tarde).

Pero, además, La Escuela de Decoración cuenta con otro as en la manga: aporta trucos e ideas que te puedes apropiar y aplicar a tu propia casa, pues ya no es que los muebles o accesorios sean asequibles, es que el público ya los conoce de primera mano cuando los ve en el programa: son de Ikea.

Porque La Escuela de Decoración es Ikea hecho reality: personas con sus emociones, problemas, necesidades y sueños en busca de redecorar su vida a través de los consejos de un programa de televisión. Y todo con ayuda de unos interioristas que tampoco crean indiferencia en la audiencia, porque se puede estar de acuerdo o no con el resultado, gustar más o menos su trabajo, aunque siempre descubren planteamientos que el espectador puede recoger y aplicar para mejorar su día a día. Porque la gente tiene más maña con la decoración de lo que cree.

@borjateran

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