OPINION

El debate decisivo: las 7 claves que están regenerando la política en TV

El debate decisivo ha removido, a nivel nacional, los vicios en los que recaían los políticos cuando querían participar en un formato de estas características. Pero no ha sido el único acontecimiento que ha tambaleado las manías del poder e impulsado el periodismo incisivo en la televisión en España. Porque la regeneración de la política ha comenzado, paradójicamente, en prime time. Un cambio tranquilo, una especie de madurez democrática entre audímetros, que lleva moldeándose desde hace unos años. Y, por fin, va tomando consistencia.

1. Sin atriles

Lo habíamos visto en el debate catalán de La Sexta o en el de TV3, pero, a nivel nacional, los grandes partidos aún no habían asumido que un debate no es una previsible y estudiada competición de monólogos. En el encuentro "decisivo" de este lunes, los políticos han dejado de poner las reglas. Por fin, han mandado los criterios periodísticos. Y se termina con la dictadura del cronómetro: lo importante es el diálogo, una conversación donde las preguntas y los tiempos son competencia de los periodistas y no de los directores de la campaña electoral. Como resultado, se produce un debate real, con envites, argumentos y sin obstáculos, que sirvan de barrera al electorado. Además, prescindiendo de los estáticos atriles, lo que ha aportado mayor expresividad a la retransmisión y ha dejado  más al descubierto las seguridades o inseguridad de cada candidato en el directo.

2. Fact Check

A nivel internacional, se observa con interés (incluso en facultades universitarias) el caso de El Objetivo. Hace sólo unos años, las pruebas de verificación era un género marciano en nuestra televisión. Ahora ocupan un espacio semanal en la franja de máxima audiencia de una cadena generalista. El Objetivo de Ana Pastor ha "popularizado" un género que en otros países se reserva para canales temáticos de información o en prensa escrita. En España las declaraciones de los políticos, ahora, pasan su examen en un prime time de una frecuencia en abierto y nacional., lo que denota un síntoma de buena salud del periodismo.

3. Salvados por la campaña

La televisión ha dado más protagonismo a la calle, con formatos como Salvados. El periodismo ha salido de platós y de despachos enmoquetados para confluir en los epicentros informativos reales. Porque, en cierto sentido, había una estirpe de periodistas que habían olvidado la esencia de su profesión para trabajar pensando en el qué dirá el poder. Jordi Évole ha sabido tomar el pulso a la actualidad política y social desde otra esfera, en la que se ha demostrado que el periodismo constrastado no está reñido con la armonía visual que huye del tópico del reporterismo de manual. De esta forma, la televisión en España ya está en la primera línea del documental periodístico que dibuja una radiografía de su tiempo, cuidando la forma y el fondo, mimando las miradas y los silencios.

4. De Noches de fiestas a sábados de tertulianos

Los políticos han entrado al juego de la dialéctiva televisiva de prime time a través de formatos de larga duración, como La Sexta Noche. La actualidad se narra con los comentarios de colaboradores de marcada tendencia. De hecho, Pablo Iglesias fue antes tertuliano que político. Los candidatos se han sobreexpuesto mediaticamente como nunca, es cierto, pero han descubierto que sus propuestas llegan a más gente por la televisión viva que por el tradicional fragmento de un mitin gritón que destaca el Telediario.

5. El show business

El Hormiguero de Pablo Motos, Qué tiempo tan feliz de María Teresa Campos, En la tuya o en la mía de Bertín Osborne... Los políticos españoles ya acuden a los shows de entretenimientos. Participan de cuantas actividades se les proponen: bailan, cantan, colaboran con experimentos e incluso, cocinan. Como sucede en Estados Unidos, donde los políticos no muestran complejos a la hora de participar en programas más ligeros o más cómicos, pues así llegan a una parte más amplia de la sociedad. En España, en cambio, existen líderes de partidos que solían criticar a aquellos adversarios que eran asiduos a la tele. Populistas, eran llamados. Ahora, muchos de esos que arremetían contra sus compañeros mediáticos son los primeros en apuntarse a la cita con el plató. Paradojas de la campaña.

6. La desaparición paulatina del viejo spot electoral

Siguen existiendo los "espacios cedidos" por las cadenas públicas para dar cobijo a anuncios promocionales de todos los partidos políticos que concurren a las elecciones. Ya no ocupan largos y pesados bloques publicitarios, que favorecían el cambio de canal, ahora intentan incorporarse en el discurrir natural de la parrilla. Sin embargo, su función se ha quedado obsoleta. El espectador de la televisión de hoy no es tan ingenuo como antaño, pocos se dejan convencer por unos spots con unas puestas en escena que van de lo artificial a lo arcaico. Estamos en la era de la multicomunicación y las preguntas del periodismo y el debate son más relevantes para la población.

7. Asignatura pendiente: rendir cuentas en todo tipo de programas de actualidad

Los partidos políticos más veteranos no se han percatado de su obligación moral de asistir a todo tipo de programas de entrevista política. Sin excepción. Sin exclusión. Y eso es lo que aún nos diferencia de culturas anglosajonas: allí se acude a formatos de entretenimiento, por supuesto. De Jimmy Fallon a Ellen DeGeneres. Pero no se deja de rendir cuentas en espacios periodísticos incisivos. Ese es un paso crucial que aún determinados líderes no sienten como una responsabilidad que va intrínsecamente unida a su cargo. Luego se quejan de problemas de comunicación cuando algo no va bien, pero se niegan a explicar sus decisiones y propuestas en los formatos adecuados para ello. Aunque esta anomalía también está cambiando, muy poco a poco.

Los nuevos políticos entienden la importancia de explicar y responder preguntas. También las cadenas de televisión han tomado decisiones arriesgadas y valientes para modernizar y apostar por los espacios sobre política, de vital importancia. Y la audiencia ha respondido favorablemente (comportamiento que pocos directivos de la TV esperaban). Es la consecuencia de un relevo generacional: porque estamos entrando en una nueva era que promete superar el consenso del 78 para iniciar otro escenario con más voces y menos complejos. Al menos, de momento, en la televisión.

El debate decisivo: periodismo... y el valor de hacer marca [análisis televisivo]

@borjateran

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