OPINION

Los 6 errores (televisivos) del debate electoral a nueve de TVE

el debate a nueve tve foto fija
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El debate a nueve de La 1 sólo ha alcanzado un 10.9 por ciento de cuota de pantalla y 2.102.000 de espectadores, convirtiéndose en la tercera opción de la noche por detrás de TopChef (15.5 por ciento) y la serie B&B (12.2 por ciento). En el prime time de los miércoles en el que TVE logra un holgado liderazgo con Bertín Osborne, la cadena pública ha perdido fieles ya que no ha generado un acontecimiento en torno a un formato político que se ha instalado en el prime time con seis errores a nivel televisivo:

1. Realización rígida

El planteamiento visual del debate ha sido tan conservador como aburrido. El programa no necesitaba grandes alardes de realización, pero brilló por su ausencia un cierto movimiento de cámaras que dotara de mayor dinamismo a una emisión de prime time. Tampoco funcionaron los planos de reacción de los candidatos políticos, que eran torpes y llegaban tarde.

2. La oscuridad de la puesta en escena

El decorado de El Debate de La 1 fue moderno cuando se construyó en plena resaca del éxito de 59 Segundos. Pero, con el paso de los años, se ha quedado obsoleto. Más aún con los montajes y desmontajes de los elementos que componen esta puesta en escena, ideada para un estudio más grande que la nave alquilada en la que se encuentra ahora (Estudios Adisar). La calidad de emisión de la televisión de hoy evidencia más los defectos de los fondos que antaño, cuando el negro era un aliado para tapar estas taras y trampas de la pequeña pantalla. El truco siempre resultaba. Ahora, en un formato como el de anoche, esa oscuridad no atrae a la audiencia: sólo desmotiva al espectador, que cambia del canal.

3. Grafismos insuficientes

Los rótulos han sido demasiado bastos y poco prácticos. No nformaban durante el diálogo del tema que estaban abordando los candidatos. Sólo introducían cada bloque, con un colorista diseño que entre azules y naranjas parecía una plantilla del PowerPoint. Una involución en la imagen de marca de los programas informativos de TVE. No transmite seriedad. No parece de su tiempo.

4. Moderador más que periodista

Julio Somoano, director del programa, fue el encargado de repartir juego. Y poco más. Su función como moderador fue correcta pero no transmitía pasión y, en determinados momentos, incluso contagiaba inseguridad. Faltó periodismo, sobró guion. El carisma editorial de los presentadores de este tipo de programas es un aliciente crucial para impulsar la confianza del espectador en el producto informativo.

5. Atados al discurso del argumentario

Si ya es más complicado y denso un debato a nueve para el espectador, este debate de TVE ha propiciado una estructura demasiado encorsetada, con un frío cronómetro como constante protagonista corta-rollos y unos políticos, protegidos por un atril (aquí si había atril, claro), que estaban demasiado atados al discurso del argumentario de partido que no conecta con la cercanía de la audiencia. El formato favorecía una contienda de monólogos, en donde no existía la figura del moderador para repreguntar y contextualizar declaraciones. Además, los principales partidos mandaron a sus representantes de guardia, perdiendo emoción el encuentro sin primeros espadas.

6. Nula percepción de acontecimiento

TVE pensaba relegar este "debate a nueve" al late night, después del programa de Bertín Osborne. Pero la Junta Electoral ha obligado a dar la vuelta al orden de emisión de los dos programas.  Un debate a nueve sin prácticamente promoción, daba la sensación de que TVE no confiaba en esta fórmula más plural. No obstante, como televisión pública, debía haber apostado por un formato más innovador en contenido y visualmente. Sin embargo, ha preferido dejar estancado el encuentro en una edición especial de El Debate de La 1. Pero estamos en 2015 y se puede enriquecer más una emisión de estas características. No es necesario caer en los fuegos artificiales del periodismo, pero para potenciar el interés sí se debe crear un evento periodístico y televisivo con una atractiva realización, unos rótulos que complementen con claridad lo que sucede en el estudio y un periodista que no sea sólo moderador. Con reflejos, en definitiva. Y en TVE están los mejores, aquellos que reúnen todos estos requisitos. Ya lo demostraron en los despliegues técnicos de otras elecciones. Aunque, visto lo visto, parece que la actual dirección no contaba con muchas ilusiones en crear, al menos, un debate puntero.

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@borjateran

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