No es nada nuevo. Sálvame no es un programa del corazón, es un reality que vive de sus colaboradores. El contertulio rosa ha dejado de ser el preguntón para convertirse en el protagonista. Y el programa los exprime, juega con ellos y los explota. Los ingredientes son variados: rupturas, enfermedades, accidentes, secretos del pasado, polígrafos… Y si ve que se agota una de sus estrellas, le da un descanso dramatizado, desaparece y luego se cocina su regreso por todo lo alto para que la expectación no decrezca y suba el share. La fórmula se repite una y otra vez. Con Belén Esteban, con Karmele, con Chiqui, con Mila Ximénez, con Kiko Hernández… Y anoche con Rosa Benito.
Dicho y Hecho. Benito regresó a lo grande y el share del programa se disparó en una temporada en la que ha perdido el liderazgo. Un triunfo de Benito que, en cambio, se ha ensombrecido porque Tu cara me suena sigue inquebrantable con el mismo tirón y aguanta el tipo. Incluso ayer creció.
De esta forma, como muestra la curva de audiencia compartida en la red por Tinet Rubira -productor ejecutivo de TCMS-, Sálvame (línea amarilla) alcanza un excelente 22.3 por ciento de share y 2.734.000 espectadores, mientras que el formato de Antena 3 y Gestmusic (línea roja) es seguido por un gran 22.6 por ciento de share y 3.333.000 espectadores, por encima de Telecinco la mayor parte de la noche.
Datos igualados, que demuestran que existe hueco para los dos programas en los viernes. Es más, Tu cara me suena y Sálvame Deluxe son dos productos muy complementarios: que reúnen a públicos con gustos diferentes. De hecho, los datos de audiencia de esta temporada dibujan con claridad que el programa de Telecinco tiene una audiencia estremadamente fiel, que no falla.
Pero, al mismo tiempo, la llegada de Tu cara me suena a los viernes evidencia que existe un público que se había ido de la televisión en esa franja horaria. Se dispersaba por temáticas o, directamente, apagaba el aparato: no contaban con una oferta de formato entretenimiento.
Porque Sálvame puede ofrecer un superbombazo escandaloso o un polígrafo que impulse la trama de su culebrón diario, pero no compite con grandiosidad de plató, ni con el buen rollo del espectáculo en positivo, ni con la imprevisibilidad de un programa en el que cada detalle cuenta (iluminación, escenografía, selección musical, dirección artística, guion…).
Son dos productos muy diferentes, y ese es el mayor logro de Tu cara me suena 4: demostrar que puede existir vida más allá del conflicto del corazón cíclico en el primer prime time del fin de semana. Y que el entretenimiento familiar, sin viajes a los bajos fondos de la intimidad, también puede superar la barrera del 20 por ciento de share y los tres millones de espectadores enfrentándose a los delirios del drama del patio de vecinos nacional. Cuando se hace bien.
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