OPINION

El círculo vicioso de la creatividad en las cadenas de TV en España

UN DOS TRES RESPONDA OTRA VEZ MAYRA GOMEZ KEMP
UN DOS TRES RESPONDA OTRA VEZ MAYRA GOMEZ KEMP

Existe un preocupante problema de riesgo creativo en la televisión. Las cadenas españolas buscan programas de éxito en el panorama internacional para adaptarlos a nuestro territorio. Si estos productos triunfan en otros países creen que también funcionarán en España.

Sin embargo, la historia marca que una parte importante de los grandes hitos de la tele española son creaciones 100 por 100 nacionales. El ejemplo más claro es el Un, dos, tres... responda otra vez. Pero hay más, muchos más, como Operación Triunfo y hasta Sálvame, en sus múltiples versiones.

En cambio, en la actualidad, salvo excepciones interesantes (como Cámbiame en Telecinco), las cadenas prefieren esperar al éxito o fracaso de producciones de otros países antes de confiar en la creatividad patria: que hay mucha y muy buena. Incluso desde Antena 3, que han visto como no les funcionan pocos shows de entretenimiento a lo grande más allá de Tu cara me suena y El Hormiguero (otros dos formatos autóctonos). Pero ahora parecen solo comprar o inspirarse en formatos de éxito exterior, aunque no casen con la idiosincrasia española, como Best Singer, un docushow con grandes glorias de la música: Marta Sánchez, Mikel Erentxun, Soledad Giménez, David de María, Antonio Carmona y Nacho García Vega. Grandes glorias de la música sí, pero ¿este intenso casting cuenta con pluralidad de alicientes para la audiencia de una televisión comercial? A priori no. También se renuevan espacios que han demostrado síntomas de desgaste evidente, como TopChef o Casados a primera vista, un formato danés con una dinámica que no acaba de enganchar a las grandes audiencias de una España con unas peculiaridades en el consumo televisivo especiales.

Y el problema se acrecienta cuando a nivel internacional tampoco existe ningún formato de éxito rotundo que se pueda importar, como sucede actualmente. La última tendencia extranjera ha sido un cierto fervor por los programas de hipnosis cómica, donde personajes anónimos o famosos a través de la sugestión hipnótica entran en trance y propician situaciones delirantes. Y eso hace mucha gracia. En Inglaterra ha triunfado un concurso con hipnotizador, en Francia un show con famosos hipnotizados, en Canadá un docushow con hipnosis callejera...

Como consecuencia, varios países están adaptando la burbuja de la hipnosis, que ya se produjo en los noventa, y que, por supuesto, también regresará a España con un programa especial que Antena 3 ha encargado a 7 y Acción, la compañía de Pablo Motos. Esperemos, eso sí, que con mayor éxito que el formato que realizó Telecinco en 1993. Hip, hip, hipnosis se llamaba y lo presentaba Bibiana Fernández. Nadie lo recuerda. Triunfó en otros países, pero no en la singular televisión en España.

De nuevo, el círculo vicioso: se teme ser los primeros en probar una idea propia, como sucedía más antaño, y se cae en la trampa de imitar con cierta obsesión la tendencia internacional. Una y otra vez. Aunque, al final, los gustos de la audiencia española se traducen en una peculiar fusión entre la personalidad del público anglosajón y el latino, donde es muy difícil adaptar formatos de fuera sin una amplitud de miras suficiente. El riesgo que empieza atisbarse en la ficción nacional aún no ha llegado a las nuevas apuestas de programas entretenimiento de horario de máxima audiencia. Habrá que esperar. Porque en 2016 parece que todo seguirá igual.

@borjateran

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