OPINION

'Gran Hermano Vip', el mundo al revés

granhermanovip francisco nicolas
granhermanovip francisco nicolas

Hay cosas que parecen no evolucionar. Noche de jueves: Cuéntame en La 1, Gran Hermano en Telecinco. Dos Españas, dos éxitos de audiencia.

Aunque, esta vez, este Gran Hermano es VIP. Es decir, los concursantes son famosos. Famosos relativos, claro, que las celebrities de verdad son muy caras. De hecho, para conocer a ciertos fichajes del casting de la casa de Guadalix de la Sierra hay que tener un Máster en el universo de Telecinco.

GHVIP vuelve para intentar emular el gran éxito de audiencias del pasado año, que incluso superó en share a la versión original. En cierto sentido, culpa del furor por la fórmula estaba en que el formato contaba con una inquilina perfecta para el show: Belén Esteban, un personaje identificable y hasta referencia vital para los fans de este tipo de tele-realidades.

Pero Belén Esteban no participa este año. No, no participa. Como sustituta Telecinco ha encontrado a Rosa Benito: colaboradora de Sálvame y ex peluquera de Rocío Jurado. Lo malo: a Benito ya se le ha visto en otro reality, Supervivientes. Y es más racional que Esteban. No será, por tanto, la boca-chancla ideal para Telecinco. Y ya se conoce su forma de desenvolverse en un formato de estas características.

Ahí puede estar el obstáculo de esta edición de Gran Hermano VIP: el casting está formado por personajes menos reconocibles para los fieles de Telecinco. No hay una Ylenia. No hay una Esteban.  Hay viejas glorias (Rappel, Carlos Lozano...), un amigo de una hija de folclórica (Sema) y mujeres y hombres y viceversa de esos que intentan reproducir, en modo fama low cost, diferentes roles que engatusan a los espectadores en el Gran Hermano tradicional.

Un programa que representa el mundo al revés: donde el cocinero reputado, Julius, es el desconocido y el rey de la picaresca nacional, Pequeño Nicolás, es la estrella y el que tiene el caché más alto.

Así es Gran Hermano Vip 2016: la truhanería por encima del esfuerzo. Mejor, dirán algunos, más show. Show habrá. Fijo. Pero ¿qué tipo de show? Natural o refinado. Pequeño Nicolás no crea empatía, no es un personaje reconocible en el que el público se sienta reflejado. Sus extrañezas crean más rechazo que expectación. Así que el programa tendrá que maquinar un plan para desconcertar a los concursantes y a la audiencia (sin repetir pruebas clónicas de la pasada edición). O costará superar la alargada sombra de la incontrolable espontaneidad de barrio. Esa de las Ylenias y Belenes Esteban. Porque Gran Hermano es un éxito de las Ylenias y Belenes Esteban anónimas de esta querida España nuestra.

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@borjateran

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