OPINION

Las siete diferencias entre 'Casados a primera vista' y 'Un príncipe para tres princesas'

un principe para tres princesas
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1. Ambos programas juegan con la idea clásica del amor, pero Casados a primera vista cuenta una historia de parejas de desconocidos sustentadas en clichés como el romanticismo, el sentimiento y el lloro de la frustración. Todo aderezado con músicas de pretendidas emoción y tensión, claro. En cambio, Un príncipe para tres princesas parece querer romper con cualquier etiqueta, desmontando conceptos básicos y asumiendo que, quizás, el amor es de todo menos una cuestión de inteligencia.

2. Casados a primera vista apuesta por una fotografía más antigua y desfasada. La realización visual del programa se centra en la luminosidad blanquecina, con un montaje de imágenes tradicional y poco atractivo, plagado de música constante y machachona ("emociónate, llora", se le dice al espectador), mientras que en Un príncipe para tres princesas destacan los colores, los trucos visuales, los cromas, siendo un formato mucho más cercano al lenguaje actual de la red y, sobre todo, consciente de que, antes de nada, debe entrar por los ojos para captar la atención del disperso espectador de 2016.

3. Casados a primera vista se centra en narrar un docushow con un planteamientro estándar: se arranca con la boda entre desconocidos y luego se cuenta qué viene después entre ellos. En Un príncipe para tres princesas, por su parte, se revolucionan las narrativas convencionales y el montaje se adapta a cada situación y personaje, recreando su personalidad. Así, el programa se centra en una cualidad destacable de cada protagonista y la exprimen hasta sus últimas consecuencias. Los guionistas y editores del programa exageran ese perfil, como en la parodia de toda la vida, pero ahora gracias a las posibilidades de un montaje de imágenes en el que no importa sacar las cosas de contexto con tal de conseguir la carcajada del espectador.

4. Casados a primera vista cuenta con un mayor abanico de edades. Un príncipe para tres princesas prefiere nuevas generaciones de concursantes. Los candidatos de la saga tróspida de formatos de Cuatro suelen ser más telegénicos que el casting del programa de Antena 3. El espacio de Cuatro cuenta con un as en la maga en su plantel de chicas y chicos que despiertan el instinto aspiracional para la audiencia. En casados a primera vista también, pero menos y poniendo el foco en perfiles de público muy adultos.

5. Casados a primera vista no cuenta con presentador. Sólo necesita una solvente voz en off para ir dibujando la trama y que el espectador la siga. Muy diferente a Un Príncipe para tres princesas, donde sí existe una muy presente maestra de ceremonias. Luján Argüelles es la conductora del formato, explica al espectador la dinámica de las pruebas y desempeña su función más importante: chincha, pica y, en definitiva, descoloca a los concursantes con sus salidas de tono.

6. Casados a primera vista sigue la estructura de una telenovela. Incluso entre los asistentes a los casamientos se incorpora a menudo la figura de la villana para crear tensión en la ceremonia (y después, claro). Como en el mejor culebrón. Un príncipe para tres princesas apuesta por una estructura de telecomedia, con sus running gags y chistes surrealistas. Como si fuera una sitcom que no da tregua: lo importante es que te rías, no que te creas lo que está pasando.

7. Y de ahí viene la principal diferencia entre ambos programas: Casados a primera vista se toma muy en serio a sí mismo, al contrario que Un príncipe para tres princesas, que es un formato que nunca pretende ser más de lo que es. Casados a primera vista prefiere forzar conflictos, provocar que sus participantes sobreactúen y machacar con una emoción que no es real ni como nos la cuentan: el resultado que consiguen es pura falsedad, poco se intuye auténtico ni verdadero. Por su parte, Un príncipe para tres princesas tampoco resulta verosímil en ningún momento, pero es que ni siquiera lo intenta y por tanto es mucho más eficaz: juega a ser un cartoon, una telecomedia donde lo de menos es la realidad. Se ríe de los participantes, pero también con los participantes. Y en casa, inevitablemente, nos reímos todos.

@borjateran

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